“Los bebes no tienen que dormir nunca boca abajo, ni tampoco de lado”, una recomendación que todos los padres del mundo se aprenden antes incluso de que su recién nacido llegue a casa. Todos los organismos oficiales, incluyendo la Organización Mundial de la Salud (OMS) nos dicen que la posición más segura para su descanso es siempre boca arriba y con la cabeza hacia un lado (intentando, eso sí, evitar que sea siempre para el mismo lado). De esta forma, aunque se desconoce la razón, se reduce el riesgo del conocido Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL). Así lo confirman muchos de los estudios que sugieren que un bebé que duerme sobre su estómago, (es decir, boca abajo), inhala menos oxígeno y exhala menos dióxido de carbono, lo que le impide despertarse o llorar para alertar del peligro.
Por ello, la Academia Americana de Pediatría (AAP) lanzó hace unos años esta recomendación y, detrás de ella, vino también la Asociación Española de Pediatría (AEP), “la mejor postura para que el bebé duerma es boca arriba; dormir boca abajo o de lado no es tan seguro”. Esto es algo que interiorizamos fácilmente, pero las recomendaciones para garantizar un sueño seguro para el bebé no se quedan ahí y son igualmente importantes. Por eso, te contamos qué otras consideraciones deberías tener en cuenta respecto a lo que sí y lo que no puede tener el bebé en la cuna (donde se pide, por estas mismas asociaciones, que duerman hasta los seis meses) para que no tenga problemas.
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