Las temperaturas han comenzado a bajar. No lo notamos solo cuando salimos a la calle a primera hora de la mañana, sino que en nuestras propias casas el suelo ya está más frío. Si tienes niños en casa, seguramente estás pensando ya en el número de catarros, resfriados y gripes que te va a tocar pasar esta temporada. Sin embargo, la prevención puede ser tu gran aliada. Y esto no es solamente forrar esos suelos con alfombras o abrigar a tus hijos de los pies a la cabeza cuando salen a la calle, sino que hay que fijarse en que también se están cuidando por dentro. Sí, la alimentación puede jugar un papel importante a la hora de prevenir estas enfermedades. ¿Cómo? Incorporando a su dieta productos que refuercen, poco a poco, su sistema inmunitario que, al final, es quien les va a defender.
Según los últimos datos, se estima que cada año un niño puede llegar a sufrir una media de ocho resfriados comunes o gripes. Algo que los padres confirmarán, por ejemplo, si sus hijos acuden a la guardería. Una buena dieta nos ayudará, no solo a prevenir, sino también a reducir los posibles efectos molestos en caso de un contagio. El buen funcionamiento de las defensas es fundamental. Para ello, según los pediatras y nutricionistas, es necesario incluir de manera general alimentos que contengan, por ejemplo, vitamina A y vitamina C. Pero no son los únicos.
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