Bebé pelirrojo tumbado©Unsplash

Bebés

¿Por qué es tan importante que los bebés tomen vitamina D?

Actualmente, en España, todos los bebés recién nacidos toman un suplemento farmacológico de vitamina D. Se mantiene, por lo general, hasta el primer año de vida, y evita algunos problemas de salud.

Parte de la vitamina D que necesitamos la obtenemos de la alimentación; así, la dieta cubre un 10-15% de los requerimientos de este nutriente. Actualmente, las últimas recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría apuntan que todos los niños deberían recibir suplementos de vitamina D al menos hasta los 12 meses de edad a una dosis de 400 UI/día.

Cuando el bebé nace, precisa de unos niveles determinados de vitamina D que se van a conseguir gracias a esa suplementación farmacológica. Así, tendrán que tomar unas gotas cada día para llegar a ese requerimiento.

¿Se administra a todos los lactantes?

“En algunos momentos se ha planteado no hacer universal la administración de vitamina D a todos los lactantes, pero por el momento durante el primer año de vida cualquier bebé debe tomarla”, explica el Dr. Fernando Centeno, jefe de Pediatría del Hospital Recoletas Campo Grande de Valladolid.

A partir de los 12 meses, la prescripción se limita a determinados niños de riesgo:

  • Aquellos que no se exponen habitualmente al sol.
  • Los que no tienen un adecuado crecimiento.
  • Bebés con un cierre tardío de las fontanelas (suele suceder entre los prematuros).
  • Niños con piel oscura (ya que sintetizan peor la vitamina D).

En estos casos se hace una valoración pormenorizada para ajustar la dosis y el tiempo extra, según las circunstancias del bebé.

Durante la infancia, en niños sanos no está indicado pedir en una analítica los niveles de vitamina D. Solo se hará si hay sospecha de algún problema y no por rutina.

¿Qué le sucede al bebé si hay déficit de vitamina D?

La vitamina D tiene, fundamentalmente, un efecto sobre el metabolismo óseo. Cuando hay déficit de este nutriente, el cuerpo no puede absorber bien el calcio, y eso repercute en los huesos.

En bebés, no llegar a los niveles adecuados de vitamina D puede provocar raquitismo. Son lactantes que muestran síntomas como el cráneo un poco blando.

En niños mayores, la falta de vitamina D puede provocar dolores óseos, deformidades en huesos, por ejemplo, con arqueamiento de los mismos”, advierte el Dr. Centeno.

La falta de vitamina D también impacta sobre la salud dental, pero hay menor afectación. Especialmente, su déficit es relevante en el sistema óseo y en un momento, la infancia, en que se está desarrollando a un ritmo más acelerado.

Bebé tomando medicamento©AdobeStock

¿Está contraindicada la vitamina D en algún caso?

Es muy poco frecuente que en bebés se den contraindicaciones que impidan la administración de vitamina D. No obstante, tal como indica el especialista, serían los casos en que hay niveles de calcio o de fósforo muy altos (ambos intervenienen en la regulación de la vitamina D).

Tampoco es conveniente cuando hay una hipercalciuria (el niño elimina mucho calcio por la orina). La razón es la misma: calcio, fósforo y vitamina D están relacionados, de modo que cuando uno de ellos está desajustado afecta al resto.

¿Cómo se administra la vitamina D?

La vitamina D se administra a los lactantes en forma de gotas. En la actualidad, los pediatras prescriben esta vitamina en un fármaco, en lugar de en un polivitamínico.

Pero, ¿qué sucede si los padres se equivocan y hay una sobredosificación? “Por lo general, si hay un error puntual en la dosis del medicamento, no sucede nada. En el caso de que el fallo fuese continuado estaríamos ante una hipervitaminosis, pero realmente no es frecuente porque los preparados están hechos para una dosificación correcta”, detalla el jefe de Pediatría del Hospital Recoletas Campo Grande de Valladolid.

En todo caso, “los lactantes que reciben cantidades excesivas de vitamina D pueden tener molestias gastrointestinales, pérdida de apetito, estreñimiento, fragilidad ósea y retrasos en el crecimiento. Muchos de estos efectos son mediados por el aumento de calcio, que puede eliminarse por la orina produciendo poliuria, molestias urinarias y aumento de la sed”, explica.

¿Cuál es la importancia del sol?

Además de tomar el suplemento de vitamina D, los lactantes necesitan también de una exposición moderada al sol (no es una exposición directa, es estar al aire libre en zonas soleadas). No está claro cuál es la cantidad de exposición solar suficiente para mantener niveles adecuados de vitamina D. “La dosis ‘mínimo eritema’ es la dosis de radiación solar que produce un ligero enrojecimiento de la piel, y parece que con una exposición de la cara, las manos y los brazos 2 o 3 veces por semana sería suficiente”, concreta el experto.

Todo ello, por supuesto, en el contexto de las recomendaciones de protección infantil frente a la radiacion solar, muy importantes también en los más pequeños para evitar el cáncer de piel.

Si el bebé nace en invierno, los paseos serán con ropa de abrigo. En este caso, basta con que el sol impacte un poco sobre su cara y sus manos para que haga el efecto beneficioso complementando al suplemento farmacológico de vitamina D.

En todo caso, hay que tener en cuenta que la cantidad de sol recibida no es ‘acumulativa’ a los efectos de favorecer la metabolización de la vitamina D. No es suficiente con que en verano el niño se exponga de forma controlada al sol, puesto que en el resto del año seguirá necesitando al menos esos 15 minutos dos veces por semana.