Niña rubia de unos ocho años mirando a cámara©AdobeStock

Salud infantil

Epilepsia infantil: ¿cómo afecta al desarrollo del niño?

La epilepsia es un trastorno del cerebro que afecta hasta al 1% de los menores de 14 años. Hay muchos tipos de epilepsia y los tratamientos se adaptan a cada caso, con la intención de frenar las crisis. ¿Cómo es la evolución de los niños con epilepsia?

Cuando hay epilepsia, el cerebro sufre unas descargas eléctricas anormales en las neuronas. Dependiendo de la edad en que empiecen, de la cantidad de crisis que se produzcan y del control de las mismas, puede haber daño cognitivo o no.

Las crisis epilépticas pueden debutar desde el nacimiento hasta la edad adulta. En los primeros meses o años de vida, al estar el cerebro aún en formación, las probabilidades de que provoquen ciertas alteraciones es mayor.

¿Cuáles son las causas de la epilepsia infantil?

En la mitad de los niños, no se llega a saber la causa de la epilepsia infantil (es lo que se conoce como epilepsia infantil idiopática). Cuando sí se puede llegar al origen, hay distintos factores que pueden provocarla:

  • Antecedentes familiares.
  • Problemas en el embarazo.
  • Problemas en el parto.
  • Tumor cerebral.
  • Secuelas de alguna enfermedad como la meningitis.
  • Traumatismos en el cráneo.
  • Alteraciones cromosómicas o en algún gen.

La epilepsia está considerada una enfermedad crónica por la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que significa que aunque se consigan controlar las crisis hay que continuar “atento a cualquier señal de alarma o sospecha de que vuelvan a aparecer”, según advierte Antonia Teresa García Calvo, presidenta de Ápice (Asociación Andaluza de Epilepsia).

Niña en consulta médica mientras le realizan un electrocardiograma©AdobeStock

¿Cómo se manifiesta la epilepsia infantil?

Hay muchos tipos de epilepsia, y también, distintas manifestaciones de esta. “La manera más evidente es la crisis convulsiva. Cuando un niño experimenta una convulsión, puede ser por diversos motivos, pero cuando se repite y llega a tener una predisposición a que sigan apareciendo, el neurólogo suele dar el diagnóstico de epilepsia”, indica la presidenta de Ápice (www.apiceepilepsia.org).

Además de la convulsión, hay otras formas en que la epilepsia infantil se hace presente, como las crisis de ausencia, en las que el niño se queda con la mirada perdida durante unos instantes. Puede ser más difícil de reconocer, al confundirse con simples despistes, por lo que, tanto en casa como en el colegio, la experta recomienda vigilar “cualquier señal que indique que puede haber falta de atención, ya que puede haber detrás un comienzo de epilepsia”.

¿Cuál es el tratamiento de la epilepsia infantil?

Para confirmar el diagnóstico de epilepsia en el niño se llevan a cabo una serie de pruebas como un electroencefalograma, que no es invasivo ni doloroso, y gracias al cual se puede localizar la lesión y si ha habido cambios en la actividad eléctrica cerebral. El estudio se puede completar también con analíticas y más exámenes médicos como un TAC o una resonancia magnética.

La epilepsia se trata con fármacos, a menudo con una combinación de ellos. “Dichos medicamentos no curan en sí la epilepsia; su función es la de controlar sus manifestaciones, es decir, las crisis. En la medida de lo posible se intenta prescribir la menor cantidad de medicación diferente, pero en ocasiones no es posible”, resalta Antonia García Calvo.

Cuando la medicación no da resultado, se puede optar por la cirugía (en un 5% de los casos) y también hay otras medidas, como seguir una dieta cetogénica, que pueden ayudar en ciertos pacientes con epilepsia.

¿Cómo afecta la epilepsia al desarrollo del niño?

Algunas epilepsias (como las generalizadas idiopáticas) pueden remitir en un 70% de los niños al llegar a la edad adulta. En otras, como las focales o las asociadas a algún síndrome, la remisión es más difícil.

Las crisis epilépticas pueden acabar provocando un daño cognitivo, dependiendo de la edad en la que aparezcan, si se controlan o no y por cuánto tiempo se presentan. De por sí, la epilepsia no provoca retraso intelectual, pero todo vendrá marcado por el control de la enfermedad y de su gravedad, pues el cerebro aún se está formando en los primeros años de vida y es muy sensible a estas alteraciones.

Además, la medicación para controlar la epilepsia puede tener algunos efectos secundarios en el niño como “dificultades para la memorización, cansancio y somnolencia, cambios de humor... que van a a influir en su capacidad de aprendizaje, pero que con el apoyo necesario se pueden ir superando”, resalta la presidenta de Ápice.

Así, siete de cada diez personas con epilepsia pueden controlar las crisis con medicación, por lo que pueden llevar a cabo una vida muy normalizada. El 30% restante seguirá con crisis a pesar del tratamiento y precisará de más apoyo ante las dificultades educativas y sociales que puede encontrar.