Pareja joven con un bebé en brazos al que miran©AdobeStock

Maternidad

Cómo evitar una crisis de pareja tras la llegada del primer hijo

Convertirse en padres cambia todas las rutinas y todos los esquemas de la pareja. En muchas de ellas, este cambio provoca una crisis que no siempre tiene que saldarse de forma negativa. ¿Cómo afrontarla para salir fortalecidos?

Pocas circunstancias vitales son tan intensas como la paternidad. Todos los órdenes de la vida cambian y también lo hace la pareja, que va a tener que reajustarse a una nueva forma de convivir.

De hecho, según los expertos, una gran parte de las consultas atendidas en los gabinetes de psicología a parejas de entre 30 y 40 años surgen a partir de haberse convertido en padres. Pero no se trata de un proceso inevitable ni irreversible. Conviene, eso sí, conocerlo para saber cómo enfrentarse a él y afrontarlo de la mejor forma.

La crisis tras el primer hijo

Es muy común que las parejas se resientan tras convertirse en padres por primera vez, porque tanto los hábitos como la propia organización doméstica, laboral y social tienen que cambiar. Además, la crianza de un niño es muy exigente, en especial cuando es un recién nacido, por lo que los progenitores se ven sometidos a muchas exigencias en un momento de especial vulnerabilidad emocional, poco tiempo para estar juntos y mucho cansancio.

En otras parejas, sin embargo, la gran crisis viene con el segundo hijo, “por la mayor carga y complejidad que muchas veces supone atender las necesidades de dos pequeños, y especialmente si ya se han tenido fricciones y desencuentros de pareja a partir del primero”, explica Pablo Quiroga, psicólogo del Centro Grat (www.centregrat.com).

Por suerte, también hay otras a las que la llegada de su bebé logra unir más, al sentirse parte de un proyecto común para toda la vida y con una mayor sensación de compromiso y realización vital, tal como apunta el experto.

Pareja joven de padres tumbados en la cama con su bebé en medio©AdobeStock

Los puntos más conflictivos

Ser padres pone de manifiesto algunas discrepancias o desacuerdos entre la pareja de los que ellos mismos no eran conscientes hasta ese momento. Suelen tener que ver con “los estilos de crianza, decisiones acerca de organización del tiempo, distribución de tareas domésticas o un aspecto muy importante que suele crear mucho conflicto que es cómo la pareja gestiona la relación y el contacto de sus respectivas familias de origen con el recién nacido”, detalla Pablo Quiroga.

Además, hay un gran tópico sobre las parejas que acaban de ser padres y es que los hombres se suelen sentir desplazados y poco atendidos. Aunque es una queja que se repite, no sucede en todos los casos.

¿Cómo superar los malos momentos?

La gran revolución de la llegada del bebé va calmándose poco a poco en la mayoría de los casos. Pero conviene tener en cuenta una serie de estrategias para que esta crisis del principio no se convierta de pasajera en permanente:

  • Pensar antes en la situación. Antes de la llegada del bebé es muy aconsejable que los dos miembros de la pareja hablen con calma de los cambios que se pueden avecinar, las dificultades que pueden surgir y cómo las van a solucionar. “Que puedan compartir mutuamente el tipo de madre y padre que les gustaría ser para poder poner en común deseos, necesidades, estilos con respecto a la parentalidad y poder identificar con tiempo posibles discordancias o diferencias significativas si las hubiera, para poderlas tratar previamente”, comenta el psicólogo.
  • Adaptarse a la nueva vida. Pasar de pareja a padres es un cambio muy grande que hay que saber aceptar. “Muchas personas intentan recuperar o se empeñan en buscar a la pareja que tenían antes, y normalmente se acaban decepcionando y frustrando mucho”, resalta el experto de Centro Grat. Ambos deben entender que su unión es distinta y que esto no tiene por qué ser negativo.
  • No buscar un niño para arreglar un problema. Algunas parejas intentan solucionar sus problemas de convivencia o entendimiento con un hijo, pero no es una determinación acertada, pues “los hijos van a introducir más complejidad en una relación que ya está previamente tocada”, razona el psicólogo.
  • Buscar la complicidad mutua. Los padres, especialmente durante los primeros meses de crianza, suelen tener muy poco tiempo disponible para estar juntos, eso hace que la relación también pueda resentirse. En este sentido, “hacer piña es fundamental, reservarse un tiempo para estar el uno con el otro para hablar de cómo se sienten o simplemente compartir cómo está siendo esta nueva etapa para cada uno”, destaca Pablo Quiroga.