Es inevitable asociar al terreno bridal muchos de los estilismos de ensueño que vemos sobre la alfombra roja. Y es que los vestidos blancos que vemos cada año en la gala de los Oscar tienen una cualidad innata: que imaginemos a las musas del cine como novias de Hollywood. El photocall más prestigiosos del Séptimo Arte se convierte cada mes de marzo en una pasarela improvisada gracias a unos diseños de gala que bien podrían protagonizar un look nupcial. Echando la vista atrás al año 2018 recordamos a Camila Alves, que llegó al Dolby Theatre con un original vestido cuya voluminosa falda asimétrica ha servido como punto de partida para muchas colecciones nupciales y como inspiración para otras novias y compañeras de profesión como Lea Michele.
La modelo y actriz brasileña asistió a los Oscar hace un año la mano de su marido, Matthew McConaughey, convirtiéndose en una de las parejas estrella de la alfombra roja. Si hubo un diseño que se podía asociar inevitablemente al terreno nupcial fue aquel opulento look firmado por Vivienne Westwood. Su escote Bardot es uno de los más habituales en las novias y su falda de tul, una de las más nupciales que pudimos ver aquella noche. Ese estratégico juego de capas, volúmenes y asimetrías que nacen desde la cintura se asemejaban a una suerte de volantes XL y recreaban un nuevo universo dentro de las siluetas princesa. Este tipo de cortes son, tradicionalmente, los más buscados por las novias. Tanto es así que la actriz Lea Michele supo desde el primer momento que se casaría con uno así. Es más, también se atrevió a arriesgar con este nuevo concepto en el día de su boda.