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Una de las novias más inolvidables de todos los tiempos: Audrey Hepburn, en su segunda boda, esta vez junto a Andrea Dotti, en enero de 1969. La bellísima actriz se decantaba por un minivestido con cuello tortuga y manga larga, y una capucha abotonada bajo la barbilla a modo de velo. Los complementos: medias tupidas, bailarinas de puntera cuadrada y guantes largos.

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En julio de 1966 una jovencísima Mia Farrow pasaba por el altar junto al 'cincuentón' Frank Sinatra, y lo hacía con un vestido acorde a la época y al refrescante 'look' que la actriz lucía entonces: un conjunto de chaqueta y falda estilo 'mod' de líneas rectas, que rompía completamente con los pomposos trajes de novia de los años 50.

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¿Cómo olvidar la boda de Diana de Gales y Carlos de Inglaterra? El espectacular vestido de la que sería la princesa del pueblo es de los pocos capaz de escalar posiciones en cualquier ránking con trajes de novia. El diseño, firmado por David y Elizabeth Emanuel, marcaba a toda una generación de novias tras la Boda Real de 1981, con una impresionante cola de 25 metros, cuerpo y falda de tafeta de seda color marfil con más de mil perlas bordadas, cuello de volantes y mangas jamón.

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El Reino Unido es prolífico en novias capaces de hacer historia. Una de las más recientes, fuera de la familia Real, sería el de la modelo Kate Moss, que escogía a John Galliano como diseñador de su traje de novia. Un traje en color champán, con tejido cortado al biés, transparencias y 'paillettes' en color oro.

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Una hermosísima Jackie Kennedy Onassis el día de su boda junto a JFK, en septiembre de 1953. El vestido, obra de la diseñadora afroamericana Ann Lowe -aunque no recibiría crédito por el traje hasta varios años más tarde-, recogía más de 15 metros de tejido en tafeta de seda, con falda 'bouffant' con pequeñas flores de cera, tiara de encaje y un velo de herencia familiar.

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La Casa Real española también tuvo su boda de cuento de hadas: en 2004, el Príncipe de Asturias se decidía a pasar por fin por el altar del brazo de la periodista Letizia Ortiz, que escogía para aquel lluvioso día un diseño obra de Manuel Pertegaz. El traje hará correr ríos de tinta por su escote en pico con cuello corola, la manga a la muñeca y los bordados en hilo de plata y oro, que se extendían hasta la cola con motivos heráldicos.

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La extraordinaria vida de Marilyn Monroe no podía faltar en nuestra lista de novias icónicas: hasta cuatro veces pasó la estrella más recordada de Hollywood por el altar. Para la más significativa, junto al jugador de béisbol Joe DiMaggio, de quien se dice permaneció enamorado de ella hasta el final de sus días, la actriz se decantaba por un sorprendente conjunto en color negro, de líneas muy sencillas, con cuellito de piel, y un delicado ramo de orquídeas blancas.

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Aunque su boda no fuera 'real' (ni tampoco Real), el espectacular traje de novia que Carrie Bradshaw lucía en la adptación al cine de 'Sexo en Nueva York' es uno de los más espectaculares e icónicos de la historia reciente. Y no era para menos: al fin y al cabo el sentido sartorial del personaje interpretado por Sarah Jessica Parker marcaba a toda una generación de mujeres, reinterpretando los dictados de la moda a lo largo de toda una década. Un traje único, a cargo de la diseñadora Vivienne Westwood, con un espectacular escote corazón enjoyado, falda abullonada en varias capas y tocado de plumas.

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El espectacular vestido de novia de Catherine Middleton, hoy Duquesa de Cambridge, en su boda junto al heredero al trono británico. La nueva princesa recogía en este día el testigo de la desaparecida Diana de Gales: un papel nada fácil, que la joven resolvía con un diseño de Sarah Burton para Alexander McQueen, con cuello en pico y mangas de encaje.

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Una de las parejas más icónicas del rock, Mick y Bianca Jagger, pasaba por el altar en mayo de 1971, haciendo, casi sin quererlo, historia en el universo nupcial. La bella novia se decantaba entonces por un traje de chaqueta y falda en color blanco, a cargo de uno de los sastres de los Rolling Stones. La audacia: aunque el modisto creó una camisa a juego para que Bianca la llevara bajo la chaqueta, las hechuras se quedaron estrechas en el último momento -ella estaba embarazada de cuatro meses en el momento del 'sí quiero'-, y la novia pasó por el altar luciendo nada más que la americana y una pamela de ala amplia.

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Si existiesen las Casas Reales en Estados Unidos, Ivanka Trump habría sido lo más parecido a una princesa. Su boda junto a Jared Kushner en 2009 se sellaba con un vestido exclusivo de Vera Wang, con falda con hasta tres capas de encaje en diferentes tonos de blanco, que la convertía en la novia más guapa del año para las lectoras de hola.com.

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La impronta cinematográfica se coló hasta en los detalles más ínfimos en la boda de cuento de hadas de Grace Kelly y Rainiero de Mónaco en 1956: la que sería una de las princesas más bellas (y también malogradas) de Europa escogía como diseñadora de su traje de novia a una de las costureras de la Metro Goldwyn Mayer. Una creación de tafeta de seda, encaje y perlas.

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Si Diana de Gales y Catherine Middleton se llevan la palma a la hora de hablar de vestidos de novia icónicos en la Familia Real británica, no menos llamativo resulta el traje de novia de la Princesa Ana en su primera boda junto a Mark Phillips en 1973. Un vestido de estilo Tudor elaborado en seda, con amplias mangas mediavales de corte murciélago y cuello alto.

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Otra de las bodas del rock: la de Elvis y Priscilla Presley, en Las Vegas en 1967. La novia se encargaba de diseñar su propio vestido, en chiffon de seda, con mangas largas bordadas de perlas, y maxivelo de tul cortado a la altura de la cintura.

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Habiendo pasado hasta ocho veces por el altar, resulta casi imposible no encontrar un vestido de novia icónico entre los trajes nupciales de Elizabeth Taylor. Nuestro favorito: el sencillo 'look' que lució en su enlace junto a Richard Burton. Una historia de amor que se forjaba en el rodaje de 'Cleopatra', y que culminaba con un precioso traje de chiffon en color amarillo, y un tocado de lirios del valle y jacintos.