La modelo y presentadora de televisión Eva González fue la encargada de inaugurar este primer desfile que llegó de la mano de la Ana Torres, diseñadora cordobesa que, tras su consolidación en creaciones de fiesta y ceremonia, debuta en esta pasarela con su primera colección de moda nupcial. Para 2008, presenta, ante todo, vestidos de líneas femeninas y detalles románticos. Con acabados de gran barroquismo y forma historiadas -por ejemplo, recoge siluetas que recuerdan a la época eduardiana-, nos encontramos con diseños en los que predominan los cuerpos encorsetados con escotes en ‘V’, palabra de honor o ‘corazón’; y faldas que, junto con las mangas abullonadas, dan volumen al conjunto. Y, todo ello, realizado con tejidos tan variados como la organza, tafetán natural, seda y gasa; unos materiales que son trabajados de forma artesanal en su atelier de Córdoba. Además, llaman la atención sus bordados joya y una variada paleta cromática: blanco roto, maquillaje, vainilla, nácar, platino...
En esta ocasión, la diseñadora madrileña juega con la mezcla de tejidos tradicionales en el diseño de novias, como el mikado, la organza y el raso, con otros más novedosos como las tiras de gros-grain o los bordados de lentejuelas transparentes o de vivos colores. Volantes, tableados y abullonados dan forma a su apuesta en la que percibe un cierto aire años 20 y 60, y en el que tienen cabida los pantalones y las faldas cortas por la rodilla y en corte asimétrico. Y si la modelo española Marina Pérez visor fue la encargada de abrir el desfile con un vestido blanco de corte clásico, Martina Klein visor ponía el broche de oro con un vestido confeccionado en tul dispuesto en capas de distintos colores: amarillo, naranja, rojo, verde y añil. Precisamente, se sirve de este último material para dotar de llamativas tonalidades a algunos de sus diseños y, por ejemplo, lo asoma en rabioso fucsia por debajo de faldas blancas.
Echando un vistazo general a su colección para 2008 queda patente cuál es su seña de identidad: los ricos y cuidados bordados con los que realza sus creaciones y con los que, además, ha sabido ganarse la confianza de destacadas firmas nacionales e internacionales que requieren de su maestría para complementar sus diseños. En esta ocasión, estos acabados se presentan en forma de cenefas con incrustaciones de cristal y pedrería. Asimismo, en su colección destacan los vestidos de corte imperio y trajes formados por tejidos superpuestos o presentados en capas de diferentes texturas contrastadas. El toque romántico lo pone el uso del encaje, pero siempre combinado con otras texturas, y la majestuosidad es aportada por largas colas -postizas para poder posteriormente quitarse y aportar mayor libertad de movimientos a la novia-, que nacen del citado corte imperio o de la cadera.
Continúa.
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