Según advierte la experta de la AEPap, “las caídas desde altura, como camas o cambiadores, serían los accidentes más graves que afectan a los niños en su primer año de vida”.
No se puede dejar nunca a un recién nacido solo en una superficie elevada. Aquí, el exceso de confianza en que no se va a mover juega en contra, porque llega un día en que sí se da la vuelta o se desplaza, con el consiguiente riesgo de que caiga al suelo.
Bastan tan solo unos segundos para que el bebé pueda caer. Por eso, la prevención está en preparar previamente todo lo que se vaya a necesitar para cambiarlo, con el objeto de que el adulto no se ausente ni unos pocos segundos, que pueden ser fatales. Mientras esté en el cambiador, lo más seguro es tener siempre una mano sobre la tripa del bebé para que sus movimientos estén controlados en todo momento.
Las consecuencias de una caída desde la altura a esta edad pueden ser muy graves, pues el cráneo aún no los protege del todo. Por ello es conveniente que, tras el golpe, el niño sea examinado por un médico.