El papel de los padres siempre es fundamental
Los padres tienen que ver en este desarrollo y forma de actuar, en la forma que tienen los niños de percibir el mundo. “La personalidad se adquiere, y en un momento dado se cristaliza en la fase de la adolescencia”, resalta Abel Domínguez.
El especialista comenta que todos nacemos con ciertos rasgos de carácter que nos diferencian como individuos, pero, a medida que nos vamos desarrollando, adquirimos cierta forma de ver la vida y actuar ante ella (lo que se conoce como personalidad). Y, en todo este proceso, quienes les acompañan son los padres, que dirigirán, en parte, la relación de los hermanos.
Desde el punto de vista del psicólogo, es normal que haya una rivalidad fraternal entre el mayor y el pequeño, pero la labor de los progenitores es dirigir dicha competición para que se transforme en una cooperación. Aunque, a veces, resulte exasperante (como, por ejemplo, cuando se alían los hermanos para obtener algo de ellos).
“Se han criado bajo el mismo techo, con las mismas pautas de aprendizaje, y eso, de alguna forma, les une y les separa al mismo tiempo. Lo mejor es que los padres que se relajen con la rivalidad fraterna y no le den a cada uno la parcela de atención”, aconseja. Dado que, sin darse cuenta, se corre el peligro de fomentar una mala relación futura entre los hermanos.
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