La ropa, directamente a la lavadora
La ropa que llevan los niños a la escuela está igualmente expuesta al exterior y al contacto con gérmenes. Por este mismo motivo, y como medida de precaución, hemos de lavarla de una manera correcta.
Para esta particular misión, no existe mejor electrodoméstico que la lavadora. Higienizar las prendas a unos 60 grados garantizará la eliminación de virus y bacterias. El problema es que no todas las prendas soportan una temperatura tan alta, ¿qué hacer entonces para no mermar su calidad?
Mirando siempre lo que está expuesto en su etiqueta, podemos probar a lavarla a una temperatura de unos 30-40 grados como mínimo.
Si se da el caso de que el consejo del fabricante es lavarla a mano, no hay de qué preocuparse. En este supuesto, sería suficiente con dejarla en remojo un día entero, y una vez haya transcurrido este período de tiempo, aclararla.
No hace falta utilizar un detergente especial, destaca la pediatra Anna Estapé. De hecho, lo mejor es decantarse por el habitual, ya que no debemos olvidar que la ropa está en contacto directo con la piel del niño, y algunas composiciones de ciertos detergentes, podrían dar una reacción alérgica.
Lo que sí tenemos que evitar es sacudir la ropa antes de introducirla en la lavadora. De este modo, evitaremos que las partículas que haya en la ropa se propaguen por el aire.
Y, como medida adicional, la médico resalta el uso de la secadora después del lavado. De este modo, podría lograrse una mejor desinfección (dado el calor que aporta a la prenda).