Bebé comiendo un pepino en la trona.©AdobeStock

Alimentación Infantil

¿Quieres saber cómo conseguir que tus hijos coman bien?

Interesarles por una alimentación saludable y hacer que se diviertan es clave. Pero también, cambiar alguno de nuestros hábitos para servirles de ejemplo

Que los niños coman de manera saludable es el deseo de todos los padres. Pero que lo consigan como por arte de magia, sin apenas implicación por nuestra parte, es una de las artes oscuras que aún no hemos conseguido dominar. Hay que trabajar con ellos la alimentación, explicarles por qué es importante eso de comer bien y cómo hacerlo de una manera divertida y variada. En definitiva, que no se aburran escuchándote, pero tampoco sentados en la mesa.

Hace apenas unos meses, Diana Oliver publicaba un libro, Ñam. Sobre lo que comemos (Andana Editorial), muy enfocado hacia este tema: enseñar a los más pequeños a comer bien. Con dibujos, historias y breves explicaciones de los alimentos de temporada, de lo que significa una dieta saludable y con unos personajes que son un brócoli o una zanahoria. Porque una de las claves para conseguirlo es hacerlo divertido. Con ella hemos querido hablar para saber cómo hacerlo nosotros en casa.

Diana, una pregunta antes de meternos en esto de comer en casa con los niños, ¿hace falta que en los colegios se incluyan temas específicos sobre la importancia de una alimentación saludable?

Sí, yo creo que sí. Sería interesante que no solo en casa, sino que también se ofreciera en las escuelas una educación nutricional. Sin embargo, yo encuentro el problema más en de dónde saldría esa información: ¿de un libro de texto? ¿de charlas?¿de los conocimientos de los propios docentes? Me parece muy importante que la información que le llegue a los niños sobre alimentación sea muy rigurosa, nada plagada de mitos o pseudociencias. Y eso no es tan fácil en una sociedad que está impregnada de esto.

Implicar a los niños en las tareas de la cocina es clave

Para Diana Oliver, hacer partícipes a los niños de la cocina en casa es muy importante, “al igual que en todos los aspectos del día a día”. Los niños deben colaborar “en la elaboración del menú semanal y animarles a que pongan la mesa, a que la recojan a que participen, incluso, en el momento de hacer de la comida”.

Está claro, como afirma la experta, “que cocinar con niños pequeños no es tan bonito como lo que vemos en Instagram (se ensucia mucho y todo se hace más despacio, dos aspectos que chocan frontalmente contra el ritmo frenético que llevamos), pero, sin convertirlo en una imposición, creo que puede ser interesante que aprendan cómo llega la comida al plato”. Con esto conseguimos que muestren interés, que sepan por qué usamos unos productos y no otros.


Diana, ¿qué es (o debería ser) eso de “comer bien” para un niño?

Algo que no debería ser muy distinto a lo que debería ser para un adulto. Comer bien no es comer de todo ni comerlo todo. Es comer sano. Lo que se traduce en una alimentación basada en alimentos de origen vegetal poco o nada procesados: verduras, hortalizas, frutas frescas, legumbres, frutos secos y cereales integrales. Es importante reducir el consumo de alimentos de origen animal -como son el pescado, la carne, los huevos y los lácteos-, y limitar a ocasiones muy puntuales (pero puntuales de verdad) el consumo de azúcares, ultraprocesados cárnicos y grasas no-saludables.

En este punto, Diana Oliver apunta “que no hay que demonizar los azúcares, pero sí ser conscientes de los efectos que tiene, sobre todo, en los niños: caries, obesidad y otras patologías asociadas”. Muchas veces, no nos damos cuenta de la cantidad de azúcares que toman nuestros hijos al cabo del día, pero en la mayoría de los casos, supera lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En definitiva, como dice Diana Oliver, “hay muchas oportunidades educativas dentro de la cocina”.

Cómo enseñar a nuestros hijos a comer bien

El primer paso, como afirma Diana Oliver, “es dar ejemplo. De nada sirve que le digas a tu hijo que no coma galletas y tenerlas en casa para consumirlas yo todos los días”. Por eso, como nos aconseja la experta:

  • Se ha de revisar cómo comemos en casa los adultos y cambiar lo que no hacemos tan bien.
  • No tener en casa los alimentos insanos que no queramos que coman. Será más fácil limitar el consumo de azúcares si, por ejemplo, no tengo ni bollería ni bebidas azucaradas en el armario.
  • Dejar al alcance de los más pequeños alimentos siempre saludables: un frutero con variedad, fruta cortada en la nevera para los perezosos o frutos secos en la despensa.
  • Y, por supuesto, no obligarles jamás a comer. Está demostrado por los expertos que obligar a un niño a comer aumenta el riesgo de sufrir trastornos de la conducta alimentaria, así como a no tener una buena relación con la comida cuando son adultos.

En segundo lugar, “es importante que se diviertan con la comida en el sentido de que sentarse a la mesa debe ser concebido como un momento agradable, no un sufrimiento”. Para Diana Oliver, es algo complicado de conseguir en el día a día, pero insiste en que “merece la pena intentarlo, aunque no siempre salga”.

Además, nos advierte de que esa diversión “no debe ser entendida como que comer es algo emocional o cultural e identificarlo, directamente con el azúcar. Por ejemplo, en el caso de una fiesta de cumpleaños, se puede hacer una merienda rica y saludable, sin prescindir del azúcar, pero sí limitándolo”. Y puede ser igual de divertido.

Consejos y actividades para conseguir que nuestros hijos coman bien

Además de los que ya hemos visto, como el de darles ejemplo con lo que nosotros comemos o no ofrecerles alimentos insanos, podemos intentar:

  1. Aprovechar un rato de los domingos para elaborar juntos el menú de comidas y cenas de la semana, siguiendo siempre un patrón saludable.
  2. Preguntarles qué saben de lo que comen. A veces, nos sorprenden con ocurrencias divertidas y pueden saber más de lo que imaginas. Quizás, así, les incentives.
  3. Invitarles a preparar recetas nuevas todos juntos.
  4. Hacerles partícipes de los procesos relacionados con comer bien: como la compra de los ingredientes, la puesta de la mesa y su recogida.
  5. Dejar que propongan platos o que modifiquen alguno que ya hemos hecho.
  6. No intentar controlarlo todo. Nuestros hijos saldrán de casa y “por mucha burbuja saludable que hayamos creado”, en el mundo, hay alimentos que están hechos para gustar. Y no pasa nada.
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