Los niños han cambiado muchos hábitos durante la pandemia©Istock

Psicología infantil

¿Cómo está afectando la pandemia a los niños?

Desde que comenzó la crisis sanitaria del coronavirus, los expertos han advertido un cambio en los hábitos y en las rutinas de los menores, no siempre para bien. Hablamos con dos psicólogas y una pedagoga que nos explican cómo reconducir la situación.

La situación que vivimos en la actualidad no solo ha traído consigo un cambio en la interacción social, sino también una modificación de las rutinas y los hábitos de la sociedad, principalmente, de los menores. Los expertos advierten de que el aislamiento social derivado del confinamiento, el uso excesivo de pantallas y la falta de actividad física pueden tener un impacto perjudicial para el bienestar físico y mental de los más pequeños.

Si bien es cierto que la pandemia ha tenido efectos importantes en todas las generaciones, las consecuencias que se han registrado en las edades más tempranas han dejado huella a varios niveles, como avanza la psicóloga María Guerrero. “En la consulta, me encuentro con chicos que tienen más agresividad, mal humor, alteraciones del sueño, insomnio, cansancio crónico y una peor gestión de las emociones”, cuenta.

En este sentido, la maestra especialista en Pedagogía Terapéutica de la enseñanza pública de Madrid María Jesús Álvarez destaca que el impacto de la situación sanitaria en los más pequeños varía en función de cada familia. “No es lo mismo el coronavirus en una familia sin contagios que en una que ha tenido disgustos”, dice. “Al principio, no entendían nada y, con el tiempo, han ido integrando una realidad personalizada”, añade.

Niños en la entrada del colegio©iStockimages

Los niños han vivido un cúmulo de emociones

Al igual que María, la psicóloga del Colegio de Psicólogos de Madrid Amaia Prado cuenta que, durante el confinamiento, los menores han pasado por “un gran torbellino emocional”. “Han tenido miedos, incertidumbres, ansiedad, falta de atención y, sobre todo, aburrimiento”, relata esta experta. Según esta psicóloga, esta mezcla de emociones y sensaciones, sumado al aumento del uso de las pantallas, puede conllevar una falta de concentración.

María asegura que en su consulta está atendiendo a menores que, desde el inicio de la pandemia, han desarrollado inseguridades, derivadas de los miedos, que en algunos casos pueden acarrear cuadros depresivos e, incluso, agorafobia, también conocida como el temor a estar en lugares públicos. “Se trata de chicos que antes podían tener alguna pequeña dificultad, que ahora se les ha agravado más”, lamenta esta psicóloga.

“Nos hemos pasado a la hora de transmitir la actualidad y los menores han estado expuestos a más información de la que son capaces de gestionar”, dice Amaia. Para contrarrestar esta sobreinformación, sugiere que los niños reciban feedback de otros expertos que les puedan transmitir más seguridad. “Les puede ir bien escuchar a un médico que les diga que, siempre y cuando sea posible, estén al aire libre”, puntualiza.

Los hábitos de vida de los menores se han visto alterados

En concreto, para María, hay tres factores clave que han marcado un antes y un después en las rutinas y los hábitos de los menores: la falta de contacto real con el entorno, una mayor exposición a los aparatos electrónicos y la carencia de ejercicio. “Los chicos salen menos de casa, por lo que están más tiempo delante de las pantallas, ya sea jugando a videojuegos, chateando con amigos o navegando en redes sociales”, incide esta experta.

“La falta de estímulos sociales lleva a los niños a un aislamiento, que después conduce al cansancio psicológico, agudizado por la incertidumbre de cuándo va a terminar la pandemia, y que genera una sensación de tristeza y desesperanza”, explica la experta del Colegio de Psicólogos de Madrid. Asimismo, Amaia señala que este cúmulo de emociones puede dificultar las relaciones con el resto de personas.

Para esta psicóloga, una de las claves está en hacerles sentir como protagonistas, para que estén convencidos de que son parte de la solución. “También hay que tener mucha paciencia y ser más comprensivos que normalmente con ellos”, añade Amaia. Asimismo, recomienda a los padres transmitir mensajes positivos a sus hijos y tenerles informados “dentro de lo que sea adecuado en cada momento evolutivo”.

El abuso de las pantallas ha influido negativamente

Además, María señala que la digitalización de las relaciones sociales, que ha venido dada por las restricciones de movilidad, ha hecho que la mayoría de los menores estén perdiendo el concepto de equipo. “Se han convertido en personas más individualistas, más desorganizadas, con falta de compañerismo, peores habilidades sociales y una peor gestión del tiempo”, describe esta experta.

Para combatir los malos hábitos adquiridos durante el confinamiento, María sugiere establecer rutinas digitales, para así minimizar el impacto que tienen las pantallas, que en muchos casos puede afectar a la calidad del sueño, en los más pequeños. “Que se apoyen en apps que limiten el uso diario de los dispositivos, para no tener que lidiar con la batalla de quitarles los aparatos cuando llevan demasiado tiempo con ellos”, dice.

Niña utilizando tablet©iStockimages

En este sentido, esta experta subraya que el uso abusivo de las pantallas no solo afecta a la calidad del sueño, sino que también tiene una repercusión en las habilidades sociales que adquieren los niños. “Están en la época de desarrollar su forma de ser, necesitan estar en contacto con sus iguales para medir sus límites e ir practicando algunas habilidades sociales con ensayo-error”, explica María.

Asimismo, la pedagoga subraya que “el ámbito social es muy importante, y estas relaciones se consolidan ejerciéndolas, jugando al aire libre o saliendo a pasear”. Además, como profesora, aconseja a los padres priorizar el bienestar emocional de sus hijos, por encima del curricular. “El sistema educativo es muy cíclico y, tarde o temprano, volverán a ver temas similares, pero las secuelas emocionales dejan más marca”, señala María Jesús.

Niños con mascarilla©iStockimages

La dieta también se ha visto alterada por la situación de pandemia

Por otra parte, el confinamiento ha llevado a muchos niños, al igual que a muchos mayores, a consumir una ingesta de alimentos mayor de lo habitual. Según la psicóloga, este cambio en los hábitos alimentarios ha tenido una repercusión negativa en las inseguridades respecto al cuerpo de un sector de los menores. “Algunos empezaron a comer más y han respondido desarrollando trastornos de alimentación”, apunta María.

Para ayudar a los más pequeños a mantener una dieta equilibrada y a llevar una vida más sana, aún a pesar de las circunstancias, esta experta insiste en la necesidad de establecer rutinas, también en la mesa. “Pero no se trata solo de controlar la cantidad, debemos apostar por una dieta basada en alimentos de calidad, aumentar la ingesta de frutas y verduras, evitar las bebidas azucaradas e intentar comer en familia alejados de pantallas”, destaca.

Según María, hay otro punto fundamental para ayudar a los más pequeños a sobrellevar la situación de pandemia: pasar más tiempo en familia. “Entiendo que el teletrabajo implica un gran esfuerzo, pero hay que pasar más tiempo en familia y potenciar las actividades en familia, para lograr una mejor comunicación”, señala. Algunas de estas actividades pueden ser juegos de mesa, las manualidades o jugar al aire libre.

Los padres deben pasar más tiempo con sus hijos

Además, María subraya la relevancia de que los padres prediquen con el ejemplo. “Los niños aprenden por imitación y, aunque el teletrabajo ha descuidado todas las rutinas, es importante que los padres se esfuercen por dar ejemplo a sus hijos, demostrándoles que ellos son los primer que practican buenos hábitos”, apunta. Como ha enumerado anteriormente, por aquí pasa hacer un uso adecuado de los dispositivos y llevar una dieta equilibrada.

Finalmente, esta experta destaca la necesidad cuidar del sueño de los chicos. “Es primordial cuidar del sueño de nuestros hijos, debe ser sagrado”, destaca. En concreto, María precisa que el 60 por ciento de los niños que viven en España no cumple con las horas de sueño sugeridas por los pediatras. Para favorecer sus noches, recomienda dejar los dispositivos electrónicos una hora antes de irse a la cama.

Estas expertas sacan una parte positiva de estos últimos meses. Por su parte, María Jesús valora que la ‘telescuela’ ha servido para reforzar la función del docente y hacer a los padres conscientes del nivel educativo de sus hijos. Por otra parte, Amaia destaca el comportamiento “ejemplar” de los más pequeños que, aún a pesar de la importancia que tiene para su desarrollo estar en contacto con sus iguales, han cumplido con las restricciones. Finalmente, María está segura de que, en un futuro, esta situación servirá para reforzar la adquisición de rutinas saludables.