El efecto Lady Gaga: ¿puede la imagen eclipsar el talento?

Por hola.com

Una imagen rompedora vale más que mil baladas. Este podría ser uno de los nuevos refranes referidos al universo musical y es que el panorama de los artistas está cambiando y de qué manera. Bien es cierto que la imagen es la carta de presentación de una persona y cada vez más se está convirtiendo en la seña de identidad de una estrella. Aunque ya hace décadas los cantantes llamaban la atención con su vestuario, su atractivo o espectáculos que dejaban boquiabierto al público, ahora el peligro es quizá que el aspecto eclipse lo realmente importante, la calidad de su trabajo.


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Los artistas siguen haciendo buena música, pero en ocasiones parece que acaparan más portadas por sus extravagancias que por su buena voz. Es el caso de Lady Gaga más criticada, alabada u odiada por sus combinaciones imposibles, sus tacones vertiginosos y peinados escultóricos, sus atrevidos trajes, sus provocaciones al utilizar carne de animal para taparse. Ella parece haber abierto la veda de lo “estéticamente incorrecto” y muchas han seguido sus pasos.

En muchos casos las estrellas se inspiran en este “todo vale” para atraer la atención de las masas. Los estilismos de Katy Perry o Rihanna se vuelven más extravagantes en cada una de sus apariciones y Kesha, pese a que lleva poco tiempo en este mundo, y Miley Cyrus, que ha dado un giro radical a su carrera, son otras de las nuevas adquisiciones de esta moda, que convierte cada vídeo musical o concierto en un desfile de provocación.


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Lo de los cambios de look no es nuevo, ¿quién no recuerda a Madonna, máximo exponente de la reinvención en el mundo del pop y creadora de tendencias? Sin embargo ahora, estas ganas de cambiar se han acentuado al máximo y la pregunta sigue en el aire: ¿necesita la buena música un envoltorio tan elaborado?