A punto de cumplir cincuenta años (será en el mes de agosto) y de lanzar su nuevo disco, el undécimo, al mercado, Madonna atraviesa por uno de sus mejores momentos. Haciendo caso omiso de los enésimos rumores de crisis con su marido Guy Ritchie (incluso mandaron un comunicado para zanjar los comentarios), la diva del pop se sincera y hace un repaso de sus diferentes aventuras profesionales y de su vida familiar. En las revistas Elle y Vanity Fair, asegura que las relaciones a distancia, como la que ella mantiene con su esposo, no son tan infrecuentes hoy en día. "Mucha gente tiene que acostumbrarse a ellas. No es fácil y hay que trabajar duro para hacer que funcionen".
Una parte muy importante de su matrimonio son sus hijos, cuya educación supone "una gran responsabilidad". "Eres imitada y tus principios influyen en ellos, que son como flores en un jardín" explica. Será precisamente este mes de abril cuando viaje a Malawi para finalizar definitivamente la adopción de David, su hijo menor. "El país africano me escogió", afirma, y desde su primera visita se ha implicado en numerosas acciones humanitarias en él, grabando además un documental, I am because we are, sobre los efectos del Sida allí.
Una artista polifacética Una experiencia detrás de las cámaras que ha repetido en la película Filth and wisdom, que ha hecho "no a la manera de Hollywood, sino a la suya propia" y desde un punto de vista femenino. Sin embargo, pese al cine y la literatura (ha escrito cuentos infantiles), su vida sigue siendo la música: "Siempre vuelvo a ella, aunque haga cosas diferentes". Su ajetreado estilo de vida no es algo que piense cambiar a pesar de que vayan pasando los años. "No voy a bajar el ritmo, quedarme en casa y engordar. ¡Ni hablar!".
Habrá que esperar aún a finales del mes de abril para que salga a la venta Hard Candy, un trabajo en el que Madonna ha contado con la colaboración de artistas como Justin Timberlake, con el que canta a dúo el primer corte del CD Four minutes.
