Rara es la semana en la que los medios no se centran en la cantante norteamericana. En esta ocasión, se la vió paseando junto a su hijo, Sean Preston, por las calles de Nueva York. A la artista no le queda mal el cambio y parece que, desde luego, lo lleva más arreglado que en otras ocasiones.
No obstante, algunos detractores ya se han apresurado a decir que lo que ha hecho no es muy responsable ya que en su estado, está embarazada de cuatro meses, el tinte podría ser nocivo para el futuro bebé.