Marta Sánchez: primeras fotografías en su casa junto a su hija y su marido, Jesús

Por hola.com
—Cada uno hace lo que puede. Tu marido puede llegar a sentirse desplazado.
—No te entiendo.

—Que hagas más caso a tu hija que a él...
—¡Ah!, que tenga celos. No. Yo continúo atendiendo a Jesús igual que siempre, aunque, hombre, ahora tengo que repartir horas de dedicación. Pero te diré que mi marido es el hombre con quien me he sentido, más que nunca, ama de casa.

«Dejé de salir hace mucho tiempo»
—Te sentirás más estabilizada.
—Sí, también es cierto que Jesús me ha dado mucha estabilidad. Creo que es el hombre más maduro y más centrado que conozco. Y no quiero hacer comparaciones. En esta etapa de mi vida disfruto mucho de mi hogar, y más ahora, con Paula.

—Antes salías más...
—Dejé de salir hace ya mucho tiempo. Ahora salgo muy esporádicamente, cuando me gusta mucho alguna fiesta.

—Los ochenta fueron los ochenta.
—A finales de los ochenta y principios de los noventa sí salía mucho. Me encontraba muy agusto con mi pandilla de entonces. Pero ya no salgo. De hecho, desde que nació Paula, mi marido y yo salimos mucho menos. También es verdad que no tenemos ayuda los fines de semana y nos quedamos con Paula, pero no por obligación, sino porque queremos.

«Los fines de semana son exclusivos para Paula»
—O sea, que también se han acabado los fines de semana por ahí.
—El sábado y el domingo son exclusivos para Paula, a no ser que se presente algo especial, como, por ejemplo, un viaje que le regalé a mi madre a París.

—¿Y eso?
—Porque mi madre ha estado muy dedicada a mi hermana, Paz, y se merecía un premio por todo lo que ha pasado.

—Hablas de Paz.
—Mi hermana es el claro ejemplo de que al cáncer se le gana la batalla con fe y tenacidad. Los doctores Brugarolas y Sureda la han felicitado por lo extraordinaria paciente que ha sido. Yo le animo a que escriba un libro como Mariam Suárez, de quien, por cierto, se ha hecho muy amiga.

—Mira que si algún día se plantea que tengas que dejar tu vida artística por tu hija...
—Creo que yo no sería feliz, y si yo no lo soy, tampoco podría hacer feliz a mi hija. Paula me requiere ciertas cosas que yo voy a seguir cumpliendo. No creo que sean incompatibles maternidad y trabajo.

—Si echas la vista atrás y te ves en este momento de tu vida, tan sereno y tan paciente, ¿qué piensas? ¿Que siempre has hecho lo que querías haber hecho, que la vida te ha llevado hasta aquí o que todo corresponde a un plan tuyo premeditado?
—Que las cosas surgen un poco en respuesta a tus actos y a tu forma de vida. Sin embargo, hay un factor suerte muy importante que en mi caso creo que ha funcionado muy bien: conocer a Jesús. Ni en el mejor de mis sueños hubiera descrito a un hombre como mi marido. He tenido mucha suerte.

—Jesús llegaría en el momento justo.
—Hombre, Jesús y yo nos complementamos muy bien y tenemos mucha complicidad. Somos gemelos en muchísimas cosas.

«Estoy muy satisfecha con mi vida»
—Satisfecha con tu vida, entonces: una familia, una carrera de éxito...
—Sí que lo estoy, Además, me siento muy orgullosa de cómo he dirigido mi carrera y de cómo estoy llevando mi vida privada, la cual creo haber aprendido a proteger.

—¿Quieres decir que antes ibas con la cara descubierta, como quien dice?
—Antes era más descuidada y menos prudente.

—En eso quizá tenga que ver mucho la edad, porque, recordando a Alejandro Sanz, no es lo mismo dieciocho años que treinta.
—Por supuesto que la madurez me ha ayudado mucho, pero también he aprendido de las meteduras de pata.

—¿Qué has aprendido realmente de la vida?
—Básicamente, que al final lo único que merece la pena es lo más importante: la familia, la salud y la amistad pura y verdadera.