Marta Sánchez: primeras fotografías en su casa junto a su hija y su marido, Jesús

Por hola.com

Hace casi cuatro meses que fue madre por primera vez, y asegura aún no creerlo. Que todo se trata de un sueño. Pero no. Paula es real como la vida misma. Como también lo son sus padres, Marta Sánchez, y su marido, Jesús Cabanas. Una niña de cabello y ojos oscuros que ha cambiado de arriba a abajo las emociones de la popular cantante. Un latigazo de sensibilidad que le ha recorrido el cuerpo. Es consciente, y no lo oculta. A lo mejor no falta una canción para Paula en ese nuevo disco que Marta está preparando para lanzar en abril próximo.
Nos ha recibido la artista en su casa, un chalet adosado de dos plantas en una de las mejores zonas de Madrid, junto a su hija y a Jesús. No lo había hecho hasta ahora. Marta está delgada y bebe agua a menudo. Asegura ser una mujer involucrada y preocupada por el futuro de su hija, ue hoy se forja en el presente. Sonríe con timidez. Sabe lo que quiere decir. Lo lleva «escaneado» en la memoria.

«Sabe Dios que igual lo tengo que no»
—Marta, hay una primera pregunta obligada, porque está en el aire y hasta se ha llegado a publicar que estarías embarazada.
—No tengo la menor idea de dónde salen ese tipo de rumores, pero no son ciertos, aunque sí es verdad que me gustaría tener otro hijo en no más de dos años.

—¿Lo dices porque crees que los niños deben tener un hermano?
—No creo que sea imprescindible para que un niño sea feliz tener un hermano, pero sí ayuda a que no estén tan consentidos y a que tengan un compañero de juegos y de estudios.

—Lo dices por propia experiencia. —En mi infancia me ayudó mucho tener a mi hermana para muchas cosas, en muchos momentos. Ya he dicho que me gustaría volver a ser madre, pero sabe Dios que igual lo tengo que no, porque no lo planeo al milímetro. Mi hermana y yo somos mellizas bivitelinas, de óvulos distintos, y por eso no nos parecemos en nada.

—Paula ya va a cumplir cuatro meses. Poco tiempo para un cambio tan grande en tu vida.
—Mi vida ha cambiado esencialmente en que todo gira en torno al bienestar y al futuro de ella. Ya no pienso sólo en mí y en mi marido, sino que ahora ella es nuestra prioridad número uno. Con la llegada de un hijo es cuando cobra importancia el concepto de familia.

«He cambiado con la maternidad»
—¿Te sientes distinta?
—Sí, evidentemente, he cambiado con la maternidad. Creo que un hijo te hace ser menos egoísta, pensar menos en ti. Desde que nació Paula no me concentro ni al ver una película, ni aguanto mucho tiempo en una peluquería, ni hago grandes planes con los amigos.

—Parece todo un poco exagerado, Marta.
—Porque quiero estar con mi hija y creo que ella nos reclama. Y sólo un buen libro de mesilla mientras espero la hora del biberón me hace distraerme de su atención.

—¿Pero te comportas de ese modo porque lo sientes así o porque crees que debe ser así?
—Por ejemplo, cuando estoy mucho tiempo fuera de casa por trabajo, siento algo que no he sentido hasta ahora. Antes me sentía mucho más relajada y tranquila, y desde que mi hija ha nacido estoy nerviosa por volver. Quiero correr a casa para estar con Paula, porque a lo mejor...

—Marta, parece como si te creyeras la única madre que hay en el mundo.
—No es eso, pero no me gusta que la chica que me ayuda en casa le dé todos los biberones de la tarde. Me gusta darle yo un par de ellos.

«Jesús se involucra muchísimo»
—O sea, que América se ha acabado para ti, al menos durante bastante tiempo. Lo digo por las largas ausencias.
—Probablemente dos meses en América se habrán acabado para mí, a no ser que viaje con ella. Evidentemente, cuando sea mayor y tenga su colegio y sus cosas habrá que ver de qué forma se hace, porque yo tampoco quiero separar a Paula de sus estudios y su formación.

—Siempre están los maridos para quedarse con los niños.
—Bueno, yo he sido muy poco realista cuando pensé que en un matrimonio se repartirían al cincuenta por ciento los cuidados de un hijo.

—¿Qué estás queriendo decir, Marta? —Pues que tengo que reconocer que, a pesar de que Jesús se involucra muchísimo, los hombres no estáis preparados para cuidar a un hijo como lo hace una madre.