Las Tatu, que en ruso quiere decir algo así como la una ama a la otra, el dúo formado por la dos jovencísimas cantantes Elena Katina y Julia Volkova, que han revolucionado el panorama musical más por sus vídeos -el rodaje del último, que iba a tener lugar en la plaza de Moscú fue prohibido recientemente- y actitudes provocativas que por sus canciones, alborotaron el Skonto Hall, recinto donde el próximo sábado se celebrará la 48ª edición del Festival de Eurovisión, donde llegaron el pasado martes para su primera toma de contacto con el escenario.
En tren y procedentes de Moscú, Elena y Katina, que cantarán el la undécima posición, una por delante de Beth, levantaron una de las mayores expectaciones que se recuerdan el la historia del certamen, congregando en su ensayo -que retrasaron un día por sus compromisos profesionales- a decenas de periodistas y seguidores. Si alguien esperaba ver a las rusas, a quien los sondeos dan como unas de las favoritas, dar lo mejor de sí mismas, se equivocaba. Jugando a la provocación que las ha hecho famosas, se divirtieron y pasearon por el planeta Letonia, espíritu que reina en la puesta en escena, como grandes divas pero sin justificar en realidad el motivo que las ha traído a un festival de la canción.
Minutos después, culminaron su aparición en el Skonto Hall compareciendo en una multitudinaria rueda de prensa, durante la que ni siquiera levantaron la cabeza para contestar las preguntas que se les formulaban. Con profunda indiferencia, más acusada en el caso de Julia, mantuvieron la mirada fija en los cuadernos que la organización pone a disposición de los participantes mientras se dedicaban a dibujar corazones, según dijo Elena. "Estamos aquí para vosotros", a lo que su compañera, en un alarde de provocación añadió "compartimos habitación y dormimos en una cama pequeña". Luego, se levantaron, se dirigieron al set especialmente preparado para hacer las fotografías, y ante la estupefacción de los fotógrafos, pasaron de largo.