La elección de Kim Kardashian para la última gala de Met sigue haciendo correr ríos de tinta semanas después de su aparición. Lo primero que trascendió fue el plan de fitness y alimentación que siguió para perder siete kilos en tres semanas y poder entrar en el vestido, pero después han ido trascendiendo las reacciones... y no han sido positivas, precisamente. La profesora de Historia de la Moda en el Fit, Justine De Young, ha tachado su decisión de "irresponsable e innecesaria", y planteaba una reflexión: si ella podía -"y lo hizo"- encargar una réplica, no debería poner en riesgo una pieza histórica "solo por alimentar el ego y ser fotografiada".
Pero el historiador Scott Fortner nos tocó la fibra al asegurar que Monroe deseaba que nadie más lo llevara. "Cuando Marilyn supo que cantaría en la gala del 45 cumpleaños del presidente John F. Kennedy, se comunicó con Jean Louis [el diseñador de vestuario con quien trabajaba] y le dijo: 'Quiero que diseñes un vestido verdaderamente histórico, un vestido deslumbrante que sea único. Uno que solo Marilyn Monroe pueda usar". Por este motivo, la actriz posó desnuda mientras la tela (una gasa soufflé del color de su piel importada de Francia) esculpía su cuerpo, con el objetivo de que pudiera renunciar a llevar lencería.
