Apenas un par de horas antes de la gala, Georgina aún tenía dudas sobre la composición del vestido, hecho casi enteramente de cuero marrón, un tejido que en plena tarde de julio en la Costa Azul podía no resultar demasiado cómodo. Finalmente, ha sido el simbolismo del diseño el que ha conseguido convencerla, pues ese año Gaultier sería el encargado de firmar los dos estilismos más virales de la gala.