Gerard Butler acaba de pasar a engrosar la lista oficial de 'chicos BOSS': el actor de 44 años recibía la semana pasada el título de embajador de la firma, y más concretamente de su línea de fragancias para hombre, encabezando la campaña de 'BOSS Bottled', el perfume más popular de la casa alemana. Un 'matrimonio' sobre el que ya surgían algunos rumores meses atrás, pero que no se ha confirmado hasta ahora: ya durante la pasada semana de la moda, Butler asistía al front-row de Hugo Boss durante la presentación de las colecciones otoño-invierno 2014 en Nueva York, comentando la colección mano a mano juanto la it-girl española Gala González entre las bambalinas del backstage.
Dos variantes del traje sastre 'versus' el look motero que ha popularizado en los últimos años
La carrera del actor ha sido una de las más tardías pero también prolíficas de Hollywood: el éxito no le llegaba hasta el estreno de '300' en 2006, cuando ya contaba 36 años, película en la que encarnaba al Rey Leónidas durante la batalla de las Termópilas, al frente de sus trescientos soldados espartanos. Quizá por este éxito tardío la imagen de Butler siempre ha estado asociada a la madurez del hombre, una 'nueva masculinidad' que le sitúa por delante de otros iconos del cine forjados en los últimos diez años, más jóvenes pero con una imagen de marca menos orientada a quienes ya han superado la treintena.
La propia firma subrayaba este hecho durante la presentación del actor como imagen del marca en la rueda de prensa organizada ad hoc, y donde el director de marketing de la casa, Guillaume Tardy, describía el nexo común entre actor y fragancia como 'un recorrido en constante evolución hacia el éxito'.
El estilo del actor en estos ocho años también ha sufrido una evolución personal, repitiendo de manera habitual entre las listas de mejor vestidos (incluida la nuestra, con este look del mes de noviembre). Las claves de su armario: el traje sastre, una de sus combinaciones de cabecera y que refuerza instantanéamente esa identidad de 'hombre hecho a sí mismo', manejándose con soltura entre los diferentes grados de formalidad. Las variaciones entre el sastre relajado y el tres piezas alternan con el esmoquin, su elección de cabecera para las ocasiones de etiqueta, mientras que el look 'motero' protagoniza la gran parte de su armario urbano.
