Cocina Ext.

Setas y hongos: sabor, salud y pocas calorías en el plato

¿Cuáles son las más consumidas?, ¿cómo conservarlas?, ¿cuál es su valor nutricional? Te damos la respuesta a algunas de las preguntas más comunes relacionadas con este manjar de temporada.

Resulta fundamental conocer la procedencia de las setas y, ante la mínima duda, rechazalas para evitar posibles intoxicaciones.

Son una acompañante ideal para los platos de caza pero también para algunos pescados como esta rica 'Lubina con setas y verduras' que vemos en la imagen.


Ni conservarlas cierto tiempo en sal y vinagre; ni tampoco el ennegrecimiento de los ajos que se ponen en la sartén como indicador de peligro. Ni siquiera una mordedura de animal en las setas es garantía para su consumo humano. Y es que, a la hora de cocinar y degustar este delicioso manjar cuya temporada acaba de empezar, resulta importantísimo olvidarse de todas esas creencias o dichos populares que supuestamente nos descubren la inocuidad o el peligro de los hongos y setas. ¿La única manera de evitar la intoxicación?: asegurarse bien de su origen y ante la mínima duda, rechazarlas.

ALGUNOS CONSEJOS Y CURIOSIDADES

-Además de su delicioso sabor, los hongos cuentan con grandes propiedades nutritivas (no por casualidad se les ha calificado como la ‘carne vegetal’). Así, su valor alimenticio es comparable a la mayoría de las legumbres, sobre todo cocidos, ya que la evaporación del agua supone una concentración mayor de elementos nutritivos.

-Asimismo, su bajo contenido en grasa hacen de ellos (según como se cocinen) un alimento perfecto para quienes desean cuidar la línea. Por ejemplo, los níscalos tan sólo aportan 17 calorías por cada 100 gramos de producto.

-Sólo en España se pueden encontrar hasta 3.000 especies diferentes de setas, de las que únicamente una tercera parte son comestibles.

-En realidad, de las especies consideradas aptas para consumir, tan sólo un puñado cuenta con un exquisito valor culinario. Entre ellas se encuentran los rebozuelos, de carne compacta y dura; la ‘trompeta de los muertos’, que se caracteriza por su color negro; los níscalos, de carne firme y espesa; las oronjas, una seta delicada de sabor delicioso; las conocidas como ceps, relativamente fáciles de encontrar, la senderuela, característica por su sabor y olor a almendras; los perrechicos, o los populares champiñones, más consumidos dada su amplia disponibilidad en el mercado.

-Son alimentos muy delicados por lo que hay que tratar de comprarlos muy frescos. Deben conservarse en la nevera, pues a temperatura ambiente se descomponen fácilmente. Por lo general, pueden durar entre cinco y siete días, dependiendo del estado en que se compren.

-También puede conservarlos congelados una vez cocinados, porque si se congelan crudos, pierden gran parte de sus propiedades. Antes de introducirlos en el congelador es conveniente limpiarlos, picarlos, freírlos durante cinco o seis minutos en un poco de aceite a fuego lento con un pellizco de sal y guardarlos en un recipiente bien cerrado.

-Asimismo se pueden emplear secos, triturados y reducidos a polvo. De esta forma son un excelente condimento que se puede echar al final de los guisados o de las sopas.

-Si no los vas a congelar y los piensas cocinar frescos, límpialos cuidadosamente con un trapo o cepillo suave; nunca los peles, pues dicen que la piel es la parte más sabrosa.

-La forma más frecuente a la hora de cocinarlos es hacerlos en salteados con otras hortalizas o con jamón, asados o como guarnición acompañando a platos de caza y de pescado. Aquí debajo encontrarás algunos ejemplos.

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