Es cierto que en, el inicio del boom de la industria de la moda, los hombres batutaban los movimientos empresariales según sus intereses, pero en realidad el papel de la mujer fue (y sigue siendo) imprescindible, ya que marcaron su rumbo. ¿Cómo? Aunque algunas tuvieron el gran privilegio de tomar las riendas de su negocio, como fue en el caso de Gabrielle Chanel, otras inspiraron con su belleza y arte algunas de los diseños más recordados y revalorizados de la era.
Si hay una creación que siempre está a la orden del día, independientemente de las tendencias punteras del momento, es el bolso de culto. Y casualmente, la mayoría de aquellos que hoy se exponen en museos y que los coleccionistas guardan como oro en paño, están creados en honor a la figura de una fémina. Sigue leyendo para descubrir las maravillosas historias que se esconden detrás de los modelos más demandados de importantes casas de costura como Louis Vuitton, Hermés, Saint Laurent, Dior, Coach o Marc Jacobs.
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Gabrielle Chanel
Inició su imperio diseñando sombreros, más tarde créo el conocido perfume Chanel nº 5, y décadas después lanzó el que hoy es uno de los objetos más codiciados del globo terráqueo: el 2.55. En febrero de 1955, como su nombre bien indica, Gabrielle Chanel comenzó a vender uno de los primeros bolsos que las mujeres podían colgarse al hombro cómodamente, ya que, hasta entonces, la costumbre era llevarlo en la mano. Inspirado en las bolsas que tenían los soldados, este emblemático complemento en forma de caja de 20 centímetros de largo y con cadena metálica, destaca por su emblemático acolchado confeccionado en piel, forrado en un elegante tono borgoña (hace referencia al uniforme que llevó en el orfanato) y con tres prácticos bolsillos en el interior, uno de ellos reservado para el labial.