Una vida intensa, llena de buenos y malos momentos, su filosofía de vida y su gran dedicación a perpetuar un patrimonio inigualable, son algunos de los aspectos que recoge Lo que la vida me ha enseñado, el segundo libro de la Duquesa de Alba, que anoche presentó en Madrid, arropada por su familia y amigos.
"Siempre he dicho que no me gusta hablar en público", afirmó doña Cayetana en la presentación, que tuvo lugar en el Palacio de Cibeles, pero ayer era su día y lo disfrutó al máximo. Esta biografía, explicó, es el reflejo de lo que ha disfrutado y lo que ha llorado a lo largo de sus 87 años, por eso su familia no podía faltar a su lado, el único que no pudo asistir fue su hijo Jacobo, duque de Siruela.
Su amigo personal, el arquitecto Rafael Manzano, fue el encargado de ejercer de maestro de ceremonias de este libro. "Siempre he admirado tu capacidad para sorprendernos, además, gratamente", contaba Manzano, quien también destacó la estrecha relación que doña Cayetana ha mantenido con Sevilla.
Alfonso Diez ocupa un papel muy importante en Lo que la vida me ha enseñado, ya que gracias a él, asegura la Duquesa, su corazón está “repleto y ocupado” desde 2008 y relata cómo fue su lucha hasta que sus hijos aceptaron a Alfonso. “Mis hijos, al fin, han comprendido que Alfonso está dispuesto a cuidarme y a quererme. Los que más se opusieron a mi enlace, Cayetano y Eugenia, ahora se llevan de cine con él”, decía en las páginas de la revista ¡HOLA! de esta semana. Ahora, después de esos años de “luchas”, recuerda con mucho cariño en las páginas de este libro el día de su boda con Alfonso.
En el Palacio de Cibeles de Madrid también estuvieron sus exnueras Genoveva Casanova y Eugenia Fernández de Castro, con quienes doña Cayetana mantiene una gran amistad, además de la Alcaldesa de Madrid, Ana Botella, o sus amigas Naty Abascal, Paloma Segrelles y Pitita Ridruejo, entre otros.
