Desde que comenzaran a salir juntos, hace apenas unas semanas, Kim Kardashian y Kanye West se han vuelto inseparables. Los Ángeles, Londres y ahora Cannes. La socialité se ha convertido en la acompañante perfecta del rapero, quien la semana pasada echaba el resto en su gira junto a Jay-Z, Watch The Throne, en la capital británica. En segundo plano y dejando el protagonismo a su chico, Kim, también estuvo allí. Ahora, una vez en Cannes, Kardashian ha decidido desquitarse y acaparar todo el protagonismo, que cedió por unos días a su chico, convirtiendo la alfombra roja en el mejor escenario para lucirse. Kim ha viajado junto a su Kanye West hasta Cannes para apoyar al rapero en el estreno de su nueva película, Cruel Summer.
Ni Kanye ni Kim fueron capaces de mantener sus manos alejadas el uno del otro, ya que se pasaron casi toda la noche besándose, abrazándose o diciéndose cosas al oído. Kardashian miraba a su novio con auténtica devoción y la estrella del hip-hop le correspondía con infinitos gestos de cariño. Decididamente, parecían la pareja perfecta, no solo por el amor que irradiaban, sino por los estudiados vestuarios que lucieron. Ella un deslumbrante y ajustado vestido de Balmain totalmente bordado en tonos metálicos, que Kim con unos desacertados botines negros. West, por su parte, lució una chaqueta color crema con camiseta a juego, que combinó con unos jeans y unos mocasines negros. Kim Kardashian, que ejerció de anfitriona recibiendo anoche a todos los invitados de su pareja, se vistió para impresionar, pues sabía que ella se convertiría en el centro de todas las miradas. No así la semana pasada en Londres, donde sus vestuarios fueron mucho más discretos.
Pero Cannes es estos días la ciudad de moda y Kim, lo sabe mejor que nadie. No hay estrella que se precie que no se deje ver en alguna de sus fiestas y la socialité no iba a ser menos. La socialité abandonará Francia este fin de semana y pondrá rumbo a Las Vegas donde tiene previsto un acto.
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