Así fue el reparto por adelantado de la herencia de la duquesa de Alba entre sus seis hijos

Por hola.com

El pasado 4 de julio la duquesa de Alba tomó una importante decisión, que hizo presagiar que su boda con Alfonso Díez estaba muy cerca. Ante un notario de Madrid, doña Cayetana procedió al reparto adelantado de su herencia por medio de una donación escriturada, algo que convierte a sus seis hijos en titulares registrales de sus bienes aunque la Duquesa seguirá gestionando y administrando su patrimonio. La donación fue aceptada por Carlos, duque de Huéscar, Alfonso, duque de Aliaga, Jacobo, conde de Siruela, Fernando, marqués de San Vicente del Barco, Cayetano, conde de Salvatierra y Eugenia, duquesa de Montoro, un paso necesario para que se hiciera efectiva jurídicamente, y todos se mostraron muy agradecidos y plenamente conformes con la decisión de su madre.

 

VER GALERÍA

 

Además de esta herencia, existe en el legado de Cayetana un patronato intocable que pasará a manos del duque de Huéscar, su primogénito, como los palacios de Liria (Madrid) y de Monterrey (Salamanca), así como otros objetos y propiedades, ya que al formidable listado de títulos nobiliarios que posee la duquesa hay que sumarle otro igualmente impresionante: fincas de miles de hectáreas, palacios, castillos y una de las colecciones privadas de arte más importantes de España, que fue iniciada por el tercer duque de Alba en el siglo XVI y que está compuesta, entre otros, por El Greco, Rubens, Goya, Sorolla o Murillo.

El deseo de casarse de la duquesa se remonta a los albores de su relación con Alfonso Díez, en el verano de 2008, y solo impedimentos mayores retrasaron la decisión. Hubo que esperar tres años para que se celebrase, como la revista ¡HOLA! informó oportunamente, una reunión familiar, en la que los hijos de la duquesa se vieron por primera vez con Alfonso Díez. El lugar de encuentro elegido fue el palacio de Liria. En aquella reunión formal, de la que ninguna de las partes quiso hacer comentarios, se habría tratado el futuro de la relación, y una de sus conclusiones sería la apertura, a partir de aquellos momentos, de una nueva etapa de normalización en la relación de Alfonso con los hijos de la duquesa, una vez disipadas las incógnitas con respecto a su figura dentro de la familia Alba.