Tarde inolvidable para Francisco Rivera en su corrida de toros número 1000

Rodeado por sus familiares y amigos, el diestro cortó cinco orejas y un rabo y salió a hombros de la plaza

Por hola.com

Se presagiaba que iba a ser una gran tarde de toros y finalmente así fue. Francisco Rivera cortó cinco orejas y un rabo en la plaza de toros de Estepona, una plaza que tiene un gran significado para él, porque fue construida por su tío, y por eso quiso que el festejo número mil de su carrera tuviera lugar allí.

Rodeado por sus familiares y amigos, vivió sin duda uno de los momentos más importantes de su carrera como torero. "Ha sido una tarde inolvidable", aseguró Francisco durante su salida a hombros de la plaza, donde se unieron flamenco y tauromaquia Flamenco y tauromaquia y el dinero recaudado fue a parar a la Asociación contra la Fibrosis Quística.

No faltó en la barrera la duquesa de Alba, gran aficionada a los toros y fiel seguidora de los hermanos Rivera Ordóñez. Tampoco quisieron perderse la faena Laura Valenzuela, María Teresa Campos y José María García. La gran ausente de la tarde fue Blanca Martínez de Irujo que no pudo asistir porque, según el diestro, "está muy liada".

Con mucho arte y valentía lidió seis astados de las ganaderías de Zalduendo, Manolo González, Ana Romero, Carlos Núñez y La Palmosilla y brindó uno de ellos a su hija, Cayetana, con quien dio una vuelta al ruedo y a quien le dijo desde el albero que era lo más importante que hay en su vida. Otro toro se lo brindó cariñosamente a su hermano Cayetano, que salió a la arena a darle un abrazo y siguió su faena desde el callejón. Cayetano se encuentra mucho mejor y se está recuperando de la cogida que sufrió la semana pasada en Huesca para poder volver a los ruedos cuanto antes.

Trece años en los ruedos
Han pasado trece años desde que Francisco Rivera tomara la alternativa en Ronda y desde entonces no ha hecho más que triunfar de plaza en plaza. Él no es un torero al que le importen los números y lo ha dejado claro, ya que ha festejado su corrida número 1000 gracias a que un amigo le recordó que iba a alcanzar esa cifra. Ha sido una tarde muy especial, aunque para él son todas importantes. "Este tipo de corridas no marcan un antes ni un después, sino que te alimentan el espíritu y el alma", aseguró el matador después de su triunfo.