José Ortega Cano y sus dos hijos, José Fernando y Gloria Camila, fueron los únicos familiares de Rocío Jurado que acudieron a la misa celebrada en Chipiona con motivo del segundo aniversario del fallecimiento de la artista. El diestro y sus hijos llevaron un precioso ramo de claveles rojos y blancos a la artista, y el torero besó con dulzura la estatua que preside el panteón en el que reposa la más grande. Después, Gloria dejó una flores sobre la tumba de Juan de la Rosa, secretario y fiel amigo de Rocío que falleció en enero del 2007.
Ni la hija mayor de la cantante, Rocío Carrasco, ni sus hermanos, Amador y Gloria, han estado este año en el homenaje que ha coincidido con la romería en la localidad gaditana. Amador y Gloria, junto a sus respectivas familias, estuvieron en mayo en Chipiona en la celebración del Día Internacional de Rocío Jurado. Rocío Carrasco, en cambio, prefiere no acudir a actos públicos de homenaje a su madre que todavía le emocionan sobremanera. José Ortega Cano, por su parte, no falta a ninguno de los homenajes que recuerdan a su mujer. Sólo hacía dos días que había salido del hospital cuando viajó a Chipiona: "Ya me encuentro mejor, pero tengo que continuar haciéndome las curas. He tenido un mes de mayo muy malo, recuerdo mucho a Rocío, porque ella es inolvidable. Todo esto hace que hoy sea un día agridulce para mí". El torero añadió que tiene muchos motivos para ser feliz: "Estoy muy animado y es gracias a mis hijos que me apoyan. Los recuerdos me hacen feliz, y me gusta estar en la ermita de Yerbabuena, donde nos casamos. Allí me cantaba y rezábamos juntos".
