La guerra abierta entre Carlos Lozano y su ex, Mónica Hoyos, ha tenido un nuevo capítulo. La pareja acudió ayer por separado a los juzgados de Alcobendas, en Madrid, para resolver varios aspectos concernientes a la custodia de su hija Luna, de tres años.
Al parecer, y según palabras del presentador, Mónica no le dejaba ver lo suficiente a la pequeña y, por esta razón, ha tenido que recurrir a los tribunales. Carlos afirmó a la salida de los juzgados que Mónica va a estar siempre en su corazón a pesar del duro trago que están viviendo y que todo este proceso judicial es por el bien de los tres.
Por su parte, Mónica Hoyos, con una imagen totalmente abatida, apenas quiso hablar de lo que había ocurrido allí dentro. Las únicas palabras que salieron de boca de la presentadora fueron para decir que su ex debería estar muy agradecido por cómo están saliendo las cosas.
Una relación llena de altibajos
Si algo ha caracterizado la relación entre Carlos Lozano y Mónica Hoyos ha sido el continuo ir y venir que ha sufrido desde que empezó en el año 2000. Este idilio, que surgió en el plató del programa El precio justo donde él ejercía de presentador y ella trabajaba como azafata, corrió como la pólvora ya que a los dos meses de conocerse ya hablaban de posible boda.
El romanticismo de los primeros años culminó en julio de 2004 con la llegada al mundo la pequeña Luna. A partir de entonces, los rumores de crisis planearon sobre la pareja y las continuas versiones confusas de ambos daban a entender que todo había terminado.
Tras un intento de salvar su relación con reconciliación incluida, la ruptura definitiva entre Carlos y Mónica se materializó el verano pasado cuando la presentadora arremetió contra su ex por no acudir al cumpleaños de la hija de ambos.
Tal y como han transcurrido los últimos episodios de esta tormentosa relación se podría decir que queda mucho por escribir.
