Sin duda, el que peores momentos pasó ese día fue Ortega Cano que, desde muy temprano se acercó al cementerio de San José para rezarle y hablar con ella en solitario como lo ha venido haciendo durante todo este tiempo. Tras pasar un tiempo a su lado, Ortega, como buen enamorado le dejó un ramo de flores blancas que eran las que más le gustaban a Rocío Jurado.
Aunque fueron horas de mucha tensión emocional, la familia estuvo arropada por todo el cariño y el calor de los paisanos de Rocío y es que Chipiona se echo entera a la calle. La casa de "Mi abuela Rocío", estaba repleta de fans y paisanos de la más grande para dar apoyo a los familiares. Para Rocío este era un día muy especial y al que nunca faltaba como ella dijo en su día "hice una promesa a mi virgen de Regla de no faltar nunca este día y si nada lo impide allí estaré cada ocho de septiembre".
Una alfombra de sal en su recuerdo
Este año las calles de este famosa localidad gaditana se engalanaron de una manera diferente; estaban decoradas con una alfombra de sal de colores hechas por todos los paisanos de Rocío y por donde la Virgen de Regla hizo su recorrido. Eran las siete de la tarde cuando la Virgen pasaba por delante del balcón. Sonaba la música y a la Virgen la mecían y la volvieron mirando de frente a ese espectacular ramo de flores blancas con unos lazos en los que se podían leer una inscripción que decía: "Virgen de Regla. Rogad a Dios".
Aplausos, muchos aplausos, olés y gritos de ¡Viva Rocío Jurado" ¡Viva la más grande! Fueron algunos de los piropos que gritaban los paisanos de Rocío Jurado en este emotivo momento. Nada más pasar la Virgen por la casa de Rocío Jurado su viudo José Ortega Cano salió para depositar el gran ramo de flores a los pies de la Virgen e hizo el recorrido hasta llegar al santuario de Regla, lo que en su día Rocío hacía porque era la promesa que ella tenía con su Virgen. Seguro que Rocío desde el cielo habrá acompañado a su Virgen en este día y como no, a toda su familia.