Carmen Martínez-Bordiu, una feliz ama de casa de compras en el mercado

Por hola.com

Carmen Martínez-Bordiu va adaptándose a su nueva vida de casada en Santander tras su boda con el empresario José Campos. Y una de las tareas domésticas que más le agrada es precisamente satisfacer los gustos culinarios de su flamante esposo. Para ello acude casi a diario al mercado para adquirir los diversos productos.

—Carmen, seguro que es de las primeras veces que acudes a un mercado a hacer la compra.
Es cierto que nunca he realizado este tipo de compras —responde con una amplia sonrisa — y menos a un mercado como éste, pero te aseguro que ahora lo estoy haciendo y me encanta. Son unos sitios preciosos y aquí encuentras la comida verdadera.
—¿Mucha gente seguro que piensa que tú no sabes cocinar?
Pues se equivoca. A José, desde el principio, le hacía para desayunar unos buenos huevos revueltos, zumos, etcétera. Hasta ahora consideraba que hacía muy bien la pasta al dente. Y te voy a decir una cosa: hasta cuezo muy bien el marisco, que parece una tontería, pero hay que saber hacerlo.
—Pero, aparte de frutas y verduras, has comprado pescado. ¿También sabes cocinar el pescado al horno, por ejemplo?
Bueno, vamos a ver. Esto está todo inventado. En la cocina sólo hay que poner mucho tiempo, ganas y cariño. Eso pasa con todo en la vida, en todos los sentidos.
—¿Cómo es José para comer? ¿Es muy especial?
A José le gusta comer, sobre todo, los productos de su tierra. Le gustan las sardinas, los pescados en general, la buena carne, incluso unos huevos fritos. La verdad es que somos muy parecidos en eso.
—Decía José en una entrevista después de la boda que tú le preparabas siempre el desayuno. ¿Ahora sigue siendo así?
Pues claro —Carmen vuelve a sonreír —. Los dos madrugamos mucho. Nos gusta ir a la playa del Sardinero cuando no hay nadie, porque últimamente no podemos bajar y pasear como antes, ya que todo el mundo, a pesar de que la gente es muy agradable, no para de pedirte autógrafos. Se quieren fotografiar contigo con sus cámaras y teléfonos móviles. Cosa que, por otra parte, tratamos de llevar con la máxima naturalidad por respeto a esas personas que te dan ese afecto instantáneo y ese cariño.
—¿Feliz, Carmen?
Muy feliz. Estoy mejor que nunca, enamorada, viva, con un hombre que también está muy enamorado de mí.¡Ojalá dure siempre!