Athina, el mayor tesoro de Cristina Onassis

Por hola.com

Thierry Roussel, francés, rubio, alto, de ojos claros y muy atractivo, conoció a la única hija de Aristóteles Onassis cuando ella contaba 21 años pero no fue hasta 13 años después cuando se convirtió en su cuarto marido.

Cristina y Thierry se casaron el 17 de marzo de 1984 y casi un año más tarde, el 29 de enero de 1985, nacía la única hija del matrimonio. La niña llegó al mundo en el hospital Americano de París, el mismo en el que falleció su legendario abuelo, Aristóteles Onassis. Cristina, que durante meses se había sometido a un intenso tratamiento de fertilidad, quiso que recibiera el nombre de su madre, sin embargo, siempre se dirigía a ella con el cariñoso apelativo de ‘koukla’, que significa muñeca en griego.

Un nacimiento muy esperado
En la mansión de Boislande (Francia), el hogar que Cristina quería para su hija, todo estaba dispuesto para la llegada de la pequeña Athina. Treinta personas iban a cuidar de que nada le faltara pero ante todo iba tener cerca a su niñera, Monique Hoetschi, y a su madre. Los armarios de la niña se llenaron con vestidos de Dior; en Saint-Moritz, con poco más de dos años, se puso por primera vez los esquís mientras su madre aplaudía su destreza; Cristina mandó instalar un zoo en su mansión; tenía un Ferrari en miniatura del que, comentarios malintencionados, decían que envidiaba su padre y cuando aprendió a cantar una tema infantil llamado ‘Bee Bee ovejita negra’, Cristina le compró un rebaño y contrató un pastor.

Sin embargo, todo cambió el fatídico 19 de noviembre de 1988. Cristina y Thierry se habían divorciado un año antes. Para cuando se rompió su matrimonio él ya había tenido un hijo (sólo unos meses menor que Athina) con su actual mujer, Gaby, y estaba esperando el nacimiento de Sandrine. Fue el nuevo embarazo de Gaby lo que determinó que Cristina solicitara el divorcio. En cuanto conoció el fallecimiento de Cristina, Thierry fue a buscar a su hija y meses después se instalaban en la localidad suiza de Lussy-sur-Morges. Allí, Athina comenzó una vida totalmente distinta, alejada del lujo ostentoso en el que vivió los primeros años de su vida, junto a su padre y hermanos y cuidada por Gaby.