Poco más de veinticuatro horas ha estado Gonzalo Miró en España pero bien se puede decir que ha sido una visita aprovechada al máximo. Gonzalo fue contratado por el parque temático Port Aventura para presentar la temporada de Halloween y si se divirtió con la compañía de Vampirella, el mounstruo de Franskestein y Freddie Krueger, los mejores momentos los vivió junto a su novia, Eugenia Martínez de Irujo.
Gonzalo, que estudia dirección de cine en Nueva York, llegó el martes a Barcelona donde ya le esperaba la duquesa de Montoro.
Sabiendo que eran pocas las horas de las que disponían para estar juntos, Eugenia no esperó en Madrid a su novio, cogió un avión y se trasladó a la Ciudad Condal y de nuevo se volvió a ver a la hija menor de la Duquesa de Alba con la sonrisa que sólo luce estando con Gonzalo. Está encantada, divertida, sonriente, cómoda y segura junto a Gonzalo y él le corresponde. Atento, cariñoso y siempre caballero, Gonzalo consigue que Eugenia parezca otra cuando está con él.
La pareja sólo se separó cuando él tuvo que cumplir con su compromisos en Port Aventura ayer por la mañana y el reencuentro fue, como no, apasionado. Seguro que Eugenia se sintió muy halagada al saber lo que Gonzalo había dicho de ella en la que ha sido la primera vez que ha hablado de su romance.
- Gonzalo ¿Estás enamorado? - Sí, estoy enamorado de Eugenia - ¿Y cómo lo sabes? - Uno sabe cuándo lo está y cuando no - La diferencia de edad podría ser un obstáculo para vuestra relación - Es una ventaja. En estos momentos todo lo veo así - ¿Cómo lleváis las separaciones a causa de tu traslado a Nueva York? - No tiene porqué ser un inconveniente ya que las separaciones hacen disfrutar más de los momentos en que estamos juntos - Se ha hablado mucho de ti ¿te molesta? - Haga lo que haga siempre habrá gente a la que le parecerá bien o mal
Sólo unas horas después, llegaba la separación. Momentánea, eso sí, porque seguro en breve vuelven a encontrarse en España o en Nueva York. Eugenia y Gonzalo se despidieron en el aeropuerto tras haber pasado juntos de apenas veinticuatro horas difíciles de olvidar.
