En los últimos tiempos, sin embargo, Carmen Ordóñez, cuya vida siempre ha sido objeto de seguimiento e interés por parte de los medios de comunicación, se convirtió en noticia por aparecer como colaboradora habitual de diversos programas pero, sobre todo, por su delicado estado de salud. A principios del año 2002, comentaba que atravesaba "por el peor momento de mi vida". A la muerte de su tata, por la que sentía un inmenso amor, se le unió un grave problema legal por denuncias interpuestas entre ella y su ex marido Ernesto Neira y, sobre todo, la separación de su hijo Francisco Rivera.
Todas estas situaciones y pérdidas la sumieron en una profunda "tristeza y soledad" de la que no consiguió salir. Meses después, la separación de otro de sus hijos, Cayetano, parecía poner la puntilla a su delicado estado de salud mientras comenzaba un continuo ir y venir por diversas clínicas de desintoxicación. En una comunicado enviado a la prensa, Carmina Ordóñez aseguraba que pretendía recuperarse de una adicción " a los somníferos y a los tranquilizantes" y aseguraba que hasta ese momento" no era consciente de lo mal que estaba".
En las últimas semanas, muy recuperada, Carmina había disfrutado de unos días de descanso en Marbella y parecía que la normalidad volvía, poco a poco, a la vida nunca exenta de polémica de una de las mujeres más populares de España.