María Chávarri y Javier Fitz-James Stuart Soto, luna de miel en las exóticas playas del Caribe

Por hola.com
Se conocían desde la infancia
Javier y María se conocen desde la infancia. Con el tiempo coincidieron en una cena de una amiga común hace dos años. Al día siguiente, Javier comenzó a llamar a María. «Así comenzó todo», comentaba Javier. El pasado mes de agosto, la pareja realizó un viaje en barco por Italia y una noche de luna llena Javier le pidió a la que hoy es su esposa que se casara con él. A finales del pasado mes de agosto se lo dijeron a sus padres con mucha discreción y la reacción fue de «inmensa felicidad», tal y como contaba el propio Javier.

En el convento de las clarisas
En los días previos a la boda había llovido considerablemente sobre el campo de «El Guadalperal», la finca, perteneciente a un tío materno del novio, donde se celebró la boda. Por ese motivo, la joven pareja contaba con buen humor tras su boda: «No sólo hemos rezado a Santa Clara para que no lloviera, sino que fuimos a Lerma, al convento de las clarisas, a ver a una prima de Javier. Una visita que, sin duda, ha sido eficaz. Aunque sabemos que lo importante no es el clima, sino que la felicidad del matrimonio dure para siempre».

Recordemos que María llevaba dos impresionantes broches de diamantes que en su día pertenecieron a la Emperatriz Eugenia de Montijo, antepasada del novio. La propia María lo contaba: «He tenido la inmensa suerte de que Mencía, mi suegra, me prestara dos broches de diamantes suyos que en su día pertenecieron a la Emperatriz Eugenia de Montijo. Un orgullo».