La Navidad de los sextillizos de Huelva en su sexto cumpleaños

Por hola.com

«DIOS ESTÁ AHÍ»
—Y ahora los regalos de Navidad.
—Sí, los Reyes Magos van a venir...,porque Dios está ahí.
—No dejas de mentar a la Providencia Divina, Chari.
—Porque es verdad. Mira, mis niños han pedido a los Reyes Magos una bicicleta. Tienen unos triciclos pequeños que les habían regalado en su segundo cumpleaños y ya están hartos de triciclo. Entonces, hemos hablado en el pueblo con una casa de bicicletas y nos van a regalar tres,y nosotros vamos a comprar las otras tres a buen precio. ¿Ves como Dios provee? Mis hijos ya están leyendo y escribiendo, pero como hay dos que están muy flojillos, para estimularles, les hemos dicho que si no escriben bien la carta, los Reyes no iban a entenderla y, por consiguiente, no traerían nada.

«ME VE VENIR POR EL PASILLO Y SE PONE A GRITAR»
—Decías que tu hija Miriam es una gran ayuda para ti, aunque sólo tenga ocho años.
—Bueno, en parte. Sin olvidar nunca que tan sólo es una niña, ella me ayuda a meter la ropa en la secadora, me la vuelve del derecho, apaga los fuegos de la cocina..., oye...
—Digo que la lavadora no parará en esa casa.
—¿La lavadora? Yo creo que me ve venir por el pasillo y se pone a gritar.
—Veo que te manejas perfectamente con tu pequeña gran familia.
—Pues sí. Con los sufrimientos propios, pero bueno. Hay momentos en los que estoy muy cansada y desfallezco, pero con ver a mis hijos es como si me pusieran una inyección de energía.
—De tus palabras parece desprenderse que hay momentos de desesperación.
—Hombre, sí, hay momentos. Sobre todo, cuando hay mucho laberinto. Porque cuando una no tiene nada que hacer, pues, mira, se está con los niños. Pero cuando tienes que preparar la comida, por ejemplo, el sábado, que es un día fuerte,¿no?, pues crispa más los nervios estar escuchando una y otra vez:«Mamá, que éste me ha quitado »,«Mamá, que me ha apagado el televisor »...
—¿Qué haces entonces?
—Dar un bocinazo, y ya está. De todas formas, están muy lindos. Cada noche, cuando ya están dormiditos, mi marido y yo damos gracias a Dios por nuestros hijos.