Los momentos de angustia de Nuria March al incendiarse el edificio en el que vive

Por hola.com

Poco después de las doce de la mañana del pasado día 30 de septiembre, se declaró un espectacular y pavoroso incendio en un edificio de viviendas situado en los números 24-26 de la madrileña calle Julio Palacios. Concretamente, el foco del siniestro se inició en el piso tercero, aunque las llamas se extendieron rápidamente por toda la casa. Inmediatamente se trasladaron al lugar más de un centenar de bomberos en veintitrés vehículos que, durante varias horas, trabajaron duramente para extinguir el fuego, rescatando con escalas a los vecinos que habían quedado atrapados en sus viviendas y que pedían socorro desde las terrazas.

El edificio en el que vive Nuria March
Se da la circunstancia de que en el edificio contiguo está la casa donde viven la modelo Nuria March, ex esposa de Jaime Martínez-Bordíu, y el hijo de ambos, Jaime, de tres años. Por ello, tan pronto como tuvo conocimiento del suceso, Jaime se desplazó con toda rapidez al lugar en moto, con el fin de prestar la necesaria ayuda a su ex mujer y a su hijo, que vivían, lógicamente, momentos de angustia ante la situación.

Allí vivió Mar Flores
Nuria y el pequeño bajaron a la calle, donde esperaron el resultado de la acción de los bomberos. Allí se encontraron con Jaime, quien les tranquilizó hasta alejarse de la zona del siniestro, lo mismo que otros vecinos afectados. También en este mismo edificio vivió Mar Flores con su hijo, Carlo, hasta que se trasladó a casa de Javier Merino.

El incendio, que causó momentos de pánico entre los vecinos más afectados, destruyó veintiocho de las ciento noventa y dos viviendas del inmueble, de catorce plantas, y dañó otras veinte. Treinta y cinco vecinos fueron rescatados de las llamas como treinta bomberos, recibieron atención médica por las unidades del Samur, desplazadas hasta el lugar, que rápidamente instalaron un hospital de campaña en plena calle. El fuego, según explicaron los técnicos, se propagó con rapidez porque los descansillos de las escaleras estaban recubiertos de madera y en esos momentos había muchas ventanas abiertas.