Todos tenemos momentos en los que alzamos la voz, decimos cosas que no queremos y acabamos sintiéndonos mal. Los conflictos entre pareja, entre amigos, vecinos, etc. son normales. Es parte de nuestra naturaleza. De hecho, no es algo malo, ya que del conflicto pueden surgir nuevas oportunidades, mejoras, crecimiento... El problema aparece cuando no sabemos discutir y cuando el ego se interpone, así como la lucha de poder. Como nos advierte Tamara Moreno de Mundopsicologos.com, cuando nos sentimos atacados, nuestro sistema límbico, es decir, el cerebro emocional se activa y nos defendemos ante algo que consideramos una injusticia. En ese momento, iniciamos un proceso de escalada de ataques que pueden acabar como el rosario de la aurora. ¿Cómo podemos entonces discutir de forma constructiva?
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