¿Y en la salud general?
Los metabolitos son sustancias liberadas por las bacterias intestinales y pueden interactuar de diversas maneras en nuestro organismo: ayudan al mantenimiento de la barrera intestinal, influyen en el tiempo de tránsito intestinal, regulan las respuestas inmunes, influyen en nuestro estado de ánimo, controlan el apetito, etc. Algunos ejemplos de metabolitos que pueden producir nuestros microorganismos son: ácidos grasos de cadena corta (como el butirato, propionato y acetato), neurotransmisores como el GABA, trimetilamina, enzimas, gases, etc.
"Los metabolitos pueden alcanzar el torrente sanguíneo a través de la vena porta o el conducto torácico, por lo que pueden entrar en contacto con otros órganos y actuar sobre éstos. Por lo tanto, aquellos metabolitos que se producen en el intestino no solo actúan a nivel intestinal, sino que también puede actuar en órganos como el corazón, cerebro, pulmones, riñones e hígado, creando un eje", nos explica.
Por tanto, el estado de nuestro microbioma puede influir positiva o negativamente en otros órganos, y eso dependerá de los metabolitos que produzca cada microbioma. Si tenemos un microbioma colonizado principalmente por bacterias perjudiciales, generaremos metabolitos que también perjudicarán otros órganos. Es por ello por lo que la composición de nuestro microbioma se asocia con distintas enfermedades como son: enfermedades metabólicas, cardiovasculares y neurodegenerativas, así como la salud mental.