Uno de los problemas del verano es el exceso de calor y, con él, el riesgo de sufrir un golpe de calor. Y es que las altas temperaturas y, sobre todo, las extremas no son buenas amigas de los deportistas. Pero tampoco lo son para nadie, puesto que nos exponemos a padecer episodios como este que pueden llegar a ser muy graves.
Un golpe de calor, de hecho, es una consecuencia de exponer el cuerpo a temperaturas altas o al realizar un esfuerzo físico cuando sube el mercurio. En esta situación, nuestro organismo no es capaz de refrigerarse. Los síntomas de este trastorno son sequedad, dolor de cabeza, náuseas, debilidad muscular, aumento de la temperatura corporal, confusión, pérdida de conocimiento y, si no se trata, puede producirse un fallo multiorgánico y la muerte.
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Cómo prevenir un golpe de calor
La forma de prevenir un golpe de calor es protegerse del calor, no exponerse en las horas centrales del día y, sobre todo, hidratarse bien. El agua es la mejor manera de reponer líquidos. Podemos, además, infusionarla con frutas o plantas medicinales.
"Las infusiones pueden resultar útiles para aumentar la ingesta de agua, especialmente en aquellas personas que no les gusta beber agua y a las infusiones con sabores agradables pueden mostrarse más receptivos", nos cuenta Irene Suárez, farmacéutica de la dirección de los servicios técnicos del Consejo General de Farmacéuticos.
Para aliviar la sensación de calor y refrescarnos es recomendable tomarlas frías. "En función del tipo de infusión algunas tendremos que prepararlas en caliente y a continuación meterlas en el frigorífico o añadir hielo. En cambio, también existen otras en el mercado que se pueden preparar directamente en frío", señala Irene Suárez.
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