Especial cuidado en estos casos
Y es fundamental cuidarlos especialmente en tres perfiles de personas:
-Deportistas. La fricción con el calzado puede hacer que aparezcan rozaduras y ampollas. Por eso, una piel bien cuidada se convertirá, a su vez, en la mejor barrera para las infecciones bacterianas, víricas y fúngicas. Todo ello con un objetivo: cuando en la piel no se producen grietas, fisuras ni abrasiones, a los microorganismos patógenos les resulta imposible “acceder” a nosotros.
-Personas mayores. Sus pies son más vulnerables, debido a la debilidad cutánea producida por la pérdida de colágeno propia del paso de los años. Por eso, es fundamental mantenerlos bien hidratados, para mejorar las durezas y callosidades que puedan presentar y la flexibilidad cutánea que ayuda al mejor movimiento de las articulaciones del pie durante la marcha.
-Mujeres. En la mayoría de los casos los pies se ven sometidos a cambios diarios de calzado, donde se pasa de un zapato deportivo a un zapato de tacón. Si mantenemos la piel hidratada, evitaremos de igual manera las rozaduras y, al mismo tiempo, podemos prevenir la aparición de callosidades o durezas causadas por el estrés al que un zapato de tacón alto somete a nuestros pies.