“Estás loco, ¿oyes lo que dices? Está en tu cabeza”
Vamos a evitar frases que hundan más anímicamente a la persona o que puedan incluso agravar su ansiedad. Una persona con ansiedad, aunque pueda sentir que sus síntomas físicos (náuseas, temblores, palpitaciones, etc.) y sus pensamientos negativos y ansiógenos están fuera de control, no es una persona desconectada de la realidad. Cuanto mayor sea su ansiedad, mayor será su descontrol, y más aumentarán sus síntomas. Así que nuestro discurso debe ir dirigido a que pueda sentirse seguro, escuchado y apoyado, para que de manera natural su activación vaya bajando y retome el control.