Mucho se ha hablado de la cultura del presencialismo en los puestos de trabajo en España. Pasamos muchas horas en nuestro entorno laboral, lo que no siempre se refleja en una mayor productividad. Según datos de 2016, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Europeo) ya aseguraba que de media, los trabajadores españoles pasaban unas 1.701 horas al año en su puesto laboral, es decir, unas 36,5 horas semanales de media. Esta cifra se mantuvo en 2018 y nos coloca entre el grupo de países donde más tiempo se dedica al trabajo. Sí, aunque pueda sorprendernos, más horas que, por ejemplo, en Reino Unido, Francia, Suecia, Holanda, Noruega, Dinamarca o Alemania.
El problema viene cuando se comprueba también que el rendimiento y la productividad son menores. No hay una correlación entre ambos factores. Pero, ¿qué es lo que nos hace perder el tiempo en el trabajo? ¿Por qué nos distraemos tanto? Algunos estudios han cuantificado que el tiempo perdido en el trabajo llega a suponer un 30% del total de la jornada laboral. “Las distracciones o ladrones del tiempo reducen la productividad mucho más de lo que creemos debido al esfuerzo que después supone recuperar la concentración en lo que se estaba haciendo”, señala Joan Pons, CEO de EffiWork.
Algo que también nos sucede en casa, donde muchas personas siguen trabajando a día de hoy debido a la situación de pandemia. “A pesar de que el teletrabajo ha aumentado y con él se han reducido los momentos y actividades particulares que robaban el tiempo a los empleados en la oficina, también en casa hay otros “ladrones del tiempo” que siguen amenazando la productividad del empleado. El móvil, navegar por Internet, conversaciones telefónicas o teleconferencias interminables pueden alargar nuestra jornada laboral y reducir nuestra efectividad”.
Hay, eso sí, solución. Lo importante es que seamos cada vez más conscientes de cómo y en qué empleamos nuestro tiempo cada día. Lo primero es analizar nuestras jornadas laborales y eliminar lo superfluo, lo que no nos aporta y, sin embargo, requiere tiempo y esfuerzo. La clave de la eficiencia es ser conscientes de cómo distribuimos nuestras horas de trabajo y cuál es el resultado al final de la jornada, de la semana… Si valoramos esos indicadores, nos será más sencillo evaluar nuestro desempeño y a partir de ahí, analizar y reaccionar para ser más productivos y obtener, en consecuencia, mayor rendimiento.
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