Sin duda, unos dientes cuidados son una de nuestras mejores cartas de presentación. Y parte de ese cuidado implica que se vean blancos. Sin embargo, no siempre es tarea sencilla conseguirlo, pues con la edad el esmalte se hace más fino y más transparente, por lo que deja entrever la dentina, cuyo color es más amarillento. El esmalte, además, se desgasta por la erosión continua o el simple paso de los años, lo que hace que los dientes adquieran un aspecto amarillento y envejecido.
Pero, además, otro de los motivos por los que el diente cambia de color o se torna más oscuro son los diferentes factores intrínsecos o internos que afectan en la formación del esmalte, tal y como nos cuenta la farmacéutica Meritxell Martí, que cuenta que el esmalte puede tener un color más oscuro o amarillento debido a medicamentos, como algunos antibióticos en la infancia, a traumas o caries en los dientes, a un alto contenido en flúor o incluso a factores hereditarios. Y, por otra parte, otra de las causas de la pérdida del color blanco de los dientes son las manchas que pueden aparecer en ellos. “Las manchas son los factores externos que van a provocar un cambio de color del diente por contacto y aquí es donde podemos actuar de forma más sencilla. Hemos de tener en cuenta que hay algunos factores por los que los dientes son más sensibles a estas manchas, como puede ser los tratamientos blanqueadores potentes o, sobre todo, los blanqueadores por láser”, nos dice. Pero, además, algunos alimentos y bebidas pueden manchar los dientes (especialmente los que tienen un alto contenido en taninos), así como el hábito de fumar. Y Meritxell Martí da un truco de base: “Si puede manchar la servilleta o los dedos, puede manchar los dientes”.
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