‘Siempre sabe lo que hacer, tiene un sexto sentido’. Tal vez has escuchado esta expresión en alguna ocasión. Pero, ¿a qué nos referimos desde el punto de vista de la psicología cuando hablamos de sexto sentido? “Nos referimos a la capacidad que tenemos para intuir. La intuición consiste en la habilidad para conocer, comprender o percibir algo de forma clara e inmediata sin la intervención de un proceso reflexivo, un proceso elaborado de toma de decisiones”, nos cuenta Mariló Pérez, psicóloga sanitaria en GrupoLaberinto. Y es que la intuición podemos identificarla como una sensación repentina que surge en nuestro cuerpo y que parece guiarnos en la toma de decisiones. “Pero realmente lo que estaríamos experimentando es una emoción que surge del conocimiento implícito, y que, por tanto, viene cargada de aprendizaje, de todos los conocimientos que hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestra vida”, matiza la experta. De esta manera, cuando utilizamos la afirmación “me dejé llevar por mi intuición”, lo que realmente estamos diciendo es que tomamos una decisión desde una emoción que surgió en nosotros y en nuestro cuerpo, al conectarnos con algún aprendizaje implícito.

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¿Realmente existe?

La psicóloga nos cuenta que podemos llegar a dudar de que exista la intuición o ese “sexto sentido” porque al no intervenir un proceso reflexivo en la toma de decisiones, nos sentimos confusos, incluso podemos llegar a darle una connotación mágica, como si fuera incluso algo premonitorio. “Pero realmente la intuición lo que nos permite es tomar decisiones en base a sensaciones o emociones que proceden de lo más profundo de nuestro ser”, nos detalla. Y añade que, por otro lado, existen investigaciones que  intentan descubrir las áreas cerebrales que tienen que ver con el sexto sentido. “Los estudios revelan el funcionamiento las siguientes áreas: el precúneo (área relacionada con la memoria episódica, el procesamiento viso-espacial y la conciencia), la corteza ventromedial (zona que interviene en la toma de decisiones y que a su vez estimula la producción de respuestas emocionales), y el núcleo caudado (zona vinculada con los procesos de aprendizaje, hábitos y comportamientos automáticos, facilitando una rápida toma de decisiones a partir de aprendizajes previos)”, nos cuenta la experta de Grupo Laberinto.

Fiarse o no de la intuición

Ahora bien, ¿podemos fiarnos realmente de ese que hemos decidido llamar nuestro sexto sentido? “Podemos servirnos de nuestra intuición cuando tenemos que tomar una decisión muy rápida, casi automática, en la que no tenemos tiempo de hacer un balance pormenorizado. Sin embargo, basar algunas decisiones en nuestra intuición también puede tener sus inconvenientes, ya que la decisión que tomemos podría verse afectada por prejuicios o emociones momentáneas. Por lo tanto, para tener éxito lo más adecuado sería escuchar nuestras sensaciones y si podemos dejar un tiempo de reflexión”, nos cuenta la psicóloga.

E incide en que, por otro lado, no hay que olvidar que aunque hablemos de la dualidad razón/emoción, no siempre que nos encontramos dando muchas vueltas a las cosas quiere decir que sean pensamientos racionales, ya que podría tratarse de rumiaciones, es decir, pensamientos automáticos negativos en relación a algún hecho del pasado reciente o lejano.

“Asimismo, algunas personas tienen una serie de creencias predeterminadas sobre el mundo y sobre sí mismas (por ejemplo: no soy capaz de hacer nada bien, no puedo confiar en nadie…). Este tipo de creencias negativas se establecen en los primeros años de vida en función de nuestras vivencias, y pueden llegar a generarnos grandes dificultades y limitaciones. Si estas ideas son muy rígidas, automáticas o generalizadas, será conveniente trabajarlas en un proceso de psicoterapia”, nos cuenta.

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Personas más intuitivas

Lo que está claro es que hay personas con más intuición que otras, ¿a qué puede deberse? “La capacidad para intuir la tenemos todos, si bien es cierto que en algunas personas está más desarrollada porque atienden más a sus emociones y a lo que les dice su cuerpo, son más observadores, y se conectan fácilmente con los demás. Estas personas logran conectar su intuición con todo lo que les rodea”, nos cuenta. ¿Y tienen más intuición las mujeres? “Habitualmente se ha atribuido la capacidad de intuición al género femenino, pero los hombres pueden desarrollar esta habilidad en la misma medida. La diferencia podría residir en que nuestra sociedad tiende a validar más que las mujeres conecten con sus emociones, lo que podría facilitar su capacidad de intuición”, añade.

Así son sus rasgos

¿Qué características tienen las personas que gozan de ese sexto sentido?

Las personas con capacidad intuitiva:

-Suelen ser muy observadoras, prestan atención a todos los detalles del entorno.

-Son empáticas y conectan fácilmente con las emociones de los demás y con las suyas propias.

-Confían plenamente en su capacidad para afrontar los obstáculos de la vida.

- Además, estas personas suelen mostrar una gran flexibilidad cognitiva, es decir, que no son rígidas sino que son capaces de adaptarse a situaciones cambiantes o novedosas.

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¿Es una buena alternativa confiar en nuestros pálpitos?

“Cuando hablamos de 'pálpito' o 'corazonada' realmente nos estamos refiriendo de nuevo a la intuición. Situamos la intuición en el corazón debido a que parte de lo emocional, y lo emocional tendemos a situarlo en el corazón (por ejemplo, el amor). No obstante, la intuición, o esos 'pálpitos' contienen información que está en nuestro cerebro, guardada en nuestro inconsciente”, nos dice. Y concluye afirmando que “es importante tener un equilibrio cuerpo-mente, y que nuestras acciones se vean influidas por lo que sentimos, es decir, por esa especie de pálpito que surge en nuestro interior, pero también por lo que pensamos mediante la razón”. 

Cómo desarrollar la intuición

Por último, le preguntamos a la psicóloga si tenemos herramientas a nuestro alcance para desarrollar la intuición. ¿Cuáles son?

Podemos fortalecer la capacidad para intuir con diversas estrategias, algunas de ellas son las siguientes:

• Practicar la meditación para facilitar la conexión con uno mismo y con el entorno, prestando atención con los cinco sentidos.
• Dedicar tiempo a estar solo, conocerse mejor y al autocuidado.
• Estimular la creatividad, ya que creatividad e intuición están íntimamente ligadas.
• Conectar con el cuerpo y las emociones. Para ello, de nuevo, la meditación también puede ser una buena aliada.
• Mejorar la autoestima pues sin ella nos será difícil confiar en nuestra intuición.

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