¿Elegir mejor los desnatados?
Claro está que, en el caso de estar a dieta, nos surge la duda sobre si debemos optar por aquellos que son desnatados. “No es necesario que optemos siempre por lácteos desnatados, podemos tomarlos con más frecuencia, si queremos tomar menos calorías, pero pueden formar parte de nuestra alimentación en otras ocasiones lácteos enteros o semidesnatados. Por otra parte, recientes estudios encuentran beneficios sanitarios y para el control de peso en la grasa de la leche, por lo que quizá no convenga eliminar la grasa de los lácteos de nuestra alimentación”, matiza la doctora Ortega. La clave es tener en cuenta que hay una extensa variedad de lácteos y su contenido en grasa es muy variable, quizá los quesos curados son los que más grasa y calorías aportan, pero esto no es motivo para descartarlos, sino para tomarlos con menor frecuencia/ cantidad que otros lácteos que aportan menos calorías como la leche o el yogur, en su opinión.
El queso es, tal vez, el más demonizado a la hora de perder peso. “Algunos tipos de queso pueden tener un valor calórico elevado, pero no es razón para tacharlos de nuestra alimentación”, nos dice. Y recuerda que el queso es un alimento valioso, característico de la dieta mediterránea y los más calóricos se deben tomar en menor cantidad o con menor frecuencia que los quesos frescos y que otros lácteos, pero un consumo racional es totalmente aceptable. “En las 2-3 raciones de lácteos que debemos tomar por día, el que una de ellas algunos días de la semana sea queso puede ser una buena idea, hay una gran variedad de quesos, de los que también podemos y debemos disfrutar”, cuenta.
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