La hipocondría o, como se denomina ahora, trastorno de ansiedad por enfermedad, puesto que la palabra hipondriaco tiene un sentido peyorativo, es un problema que está pasando factura a las personas que la sufren debido a la pandemia. El miedo al contagio por coronavirus, a experimentar los síntomas más graves de la COVID-19 e, incluso, el temor a la muerte o al sufrimiento, en definitiva, la falta de control hace que la ansiedad de estos pacientes se dispare.
Tal como nos explica la psicóloga Aurora Gómez Delgado, de Mundopsicólogos.com, "este es su peor escenario imaginado: una situación que afecta mortalmente a la salud, y con el sistema sanitario colapsado". Sin embargo, no todo son malas noticias, puesto que, curiosamente, también se está dando la situación inversa, es decir, que las personas hipocondríacas se sienten respaldadas. "Muchos se han sentido aliviados porque al convertirse la preocupación por la salud un tema generalizado ahora pueden esperar algo de empatía por su entorno", señala la especialista.
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De hecho, la experta distingue entre dos grupos: los que ya estaban en terapia psicológica y los que comienzan a raíz de la pandemia. El primer grupo ya tenía herramientas para distinguir los desencadenantes de la ansiedad, para manejar los sesgos cognitivos, y tienen herramientas para controlar esta ansiedad.
El segundo grupo, que debuta por la experiencia de la pandemia, tiene mucho más trabajo por delante. "Porque si hay un trastorno que los profesionales de la salud creemos que va a despuntar este: la ansiedad por la salud. La hipocondría va a ser más frecuente en consulta debido al coronavirus", afirma la psicóloga.
Veamos, pues, en qué consiste la hipocondría o, mejor dicho, el trastorno de ansiedad por enfermedad, y qué podemos hacer para manejarlo.