¿Cuál es la diferencia entre serendipia, casualidad y destino?
Una casualidad es un conjunto de circunstancias o hechos que, de manera inesperada, ocurren a la vez, pero no necesariamente tienen que ver con un “encuentro feliz e inesperado” o un hallazgo de algo o alguien positivo, aclara Rafael San Román. Simplemente se produce cuando dos o más cosas ocurren a la vez sin que estuviera previsto, tanto si eso es positivo como si es negativo. Por ejemplo, necesitaba un cajero automático y justo dio la casualidad de que había uno cerca” o “siempre llevo suelto en el bolsillo por si tengo que coger el autobús, pero justo aquel día dio la casualidad de que ya lo había gastado y tuve que ir andando”.
Por otro lado, lo que llamamos “destino” es un concepto filosófico y existencial mucho más solemne, que alude a la creencia de que todo lo que sucede en la vida ocurre de manera inexorable y de acuerdo a una especie de “plan” en el que nosotros no intervenimos y cuyo desarrollo no conocemos. Creer en la existencia de un destino que se va cumpliendo paso a paso, como si fuera una historia que está escrita desde siempre y para siempre y en la que nosotros somos personajes pasivos ayuda a dotar de coherencia al conjunto de nuestra biografía (“era el destino que esto sucediera, que nos conociéramos, que llegara hasta aquí”) y también nos exime de responsabilidad sobre nuestra vida. Creer en ello implica creer en que todo lo que ocurre tiene un sentido y una coherencia de algún modo prediseñados y que, por tanto, no tiene mucho sentido resistirse a ello. En el destino no hay casualidades, hay coherencia y orden. La serendipia, por definición, implica casualidad (positiva), fruto del azar y del caos, explica Rafael San Román, experto en psicología de iFeel.
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