¿Se puede modelar este tipo de personalidad?
Una vez que conocemos cuáles son los rasgos que os definen, nos preguntamos cuál sería la solución para intentar evitar este comportamiento en una persona. En opinión del colaborador de Doctoralia, el problema real es que cada día existen más personas con este tipo de comportamientos, muchos son los autores que afirman que los valores que se están poniendo de moda en la sociedad actual nos están conduciendo a un narcisismo generalizado de la población. “Algunos políticos, deportistas, participantes de programas de televisión o artistas famosos sirven como ejemplos, y así es, que después nos encontramos con niños de ocho años que no toleran la frustración, que no admiten el fallo, que manipulan y abusan; adolescentes que están obsesionados por destacar queriendo conseguir resultados sin importar los medios, adultos que solo valoran los aspectos superficiales de los demás; y en general, personas que no dudan en despreciar, manipular, explotar y maltratar a sus iguales para su propio beneficio”, nos explica.
Por eso, en su opinión, la mejor de las soluciones es educar a las nuevas generaciones de una forma más sana. “Es recomendable mostrarles cariño y afecto de manera incondicional, pero a su vez, no sobrevalorar sus capacidades, ni verlos como si fueran superiores a los demás, ya que eso puede fomentar los delirios de grandeza. Es necesario que aprendan a aceptarse completamente, con sus aptitudes y sus limitaciones, y así no desarrollarán una imagen distorsionada de sí mismos. Elogiarlos es algo correcto y necesario, pero es importante hacerlo de una manera coherente y proporcionada”, nos recomienda, y añade que es muy importante enseñarles con nuestro propio ejemplo a experimentar emociones como la empatía, la compasión y el respeto por los demás, y, sobre todo, educarles en valores de cooperación dejando de lado la competitividad. “Es necesario que entiendan que todos somos iguales, que no tienen por qué existir privilegios para nadie, que todas las personas tienen virtudes y defectos y que todos tenemos los mismos derechos y merecemos el mismo respeto. Otra cosa muy importante es enseñarles a tolerar la frustración ante las cosas que no pueden conseguir, hacerles entender que la perfección no existe, el error no es algo negativo, equivocarse es la mejor oportunidad para aprender, además, deben tener claro que no es bueno hacer trampas o mentir. Es fundamental explicarles que obsesionarse con los errores o con la victoria impide disfrutar realmente de las cosas que hacemos”, nos dice.
¿Y en el caso de los adultos? En adultos, los principios a seguir serían similares, pero siempre teniendo en cuenta que en ellos esos aprendizajes ya están muy arraigados y va a ser muy complicado que acepten reeducarse. “En ese caso, una buena conducta para evitar alimentar su narcisismo es dosificar la atención que les prestamos, no deben sentir que son el centro de atención ni debemos ensalzarlos, y debemos intentar que respeten los derechos del resto de personas”, sugiere.
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